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Las condiciones de acceso de los jóvenes al mercado de la vivienda no mejoraron en 2021

El precio medio de venta se encareció un 2,42 % y el alquiler medio un 5,06 %, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE)

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Las condiciones de acceso de los jóvenes al mercado de la vivienda no mejoraron en 2021

EMANCIPAMIENTO

13-08-2022

Cantabria fue la comunidad autónoma en la que más aumentó la emancipación residencial de la población joven en España, pasando del 12,2 % a finales de 2020 al 19,8  % a finales de 2021.

 El Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE) ha presentado este jueves su informe sobre el análisis de la emancipación juvenil en España con datos del segundo semestre de 2021. Esto es lo que dice:

En Cantabria parte de este incremento podría atribuirse, simplemente, al escaso tamaño muestral de los datos de 2020 pero, al mismo tiempo, sí recogía algunas variaciones sustantivas en el ámbito laboral.

Así, por ejemplo, la población joven cántabra se distinguió por registrar un fuerte incremento del empleo (de 5,3 puntos en un año y de 2,5 puntos en un semestre) y de la actividad. Este último elemento era especialmente relevante, ya que en el conjunto de España la actividad laboral de las personas jóvenes apenas varió. Eso sí, en Cantabria seguía existiendo una brecha muy considerable en los niveles de actividad de la población joven según el nivel de estudios terminados: mientras que entre las personas jóvenes con formación superior completada superaba el 70 %, en todas las demás apenas llegaba al 40 %. En el mercado de la vivienda las condiciones de acceso para una persona joven no mejoraron, ya que el precio medio de venta se encareció un 2,42 % y el alquiler medio un 5,06 %.

PRIMER TRIMESTRE DE 2021

En el primer semestre de 2021 en Cantabria había una mayor proporción de personas jóvenes emancipadas que en el semestre anterior (13,5  % en contraposición al 12,2  %), pero seguía muy por debajo de la media estatal. El incremento podría no ser exactamente de esta envergadura, puesto que el tamaño muestral de la EPA, la fuente utilizada para estimar la emancipación residencial de la población joven, es muy escasa para esta comunidad autónoma, de modo que ha de ser interpretado con cautela. Una de las explicaciones de la baja emancipación residencial de la población joven cántabra podría encontrarse en la escasa participación del colectivo en el mercado de trabajo.

A mitad de 2021, su tasa de actividad figuraba entre las más reducidas del país, con un 44,7 %. La tasa de empleo aumentó desde finales de 2020, registrando un 35,1 % a mediados de 2021, todavía por debajo de la mayoría de comunidades autónomas (Gráfico 0.5). Las condiciones laborales de las personas jóvenes en Cantabria reflejaban cierta precarización: un  59,8 % de quienes trabajaban lo hacían en un puesto de trabajo para el que estaban sobrecualificados (Gráfico 0.12). Además, más de la mitad contaba con un contrato de trabajo temporal (53,3 %).

El coste de acceso a la vivienda tanto mediante la fórmula de alquiler como la de compra no era tan elevado como en la media de comunidades autónomas, aunque estaba lejos de ser viable con el salario de una persona joven trabajadora.

A NIVEL ESTATAL

Cuando en septiembre de 2021 escuchamos que el 2022 sería el Año Europeo de la Juventud, desde el Consejo de la Juventud de España (CJE) y todas las organizaciones juveniles recibimos la noticia con el mayor de los impulsos, pues creemos que es vital revertir algunas de las dinámicas que nos han traído hasta aquí. ¿Cómo lo habrían recibido el resto de instituciones? Posiblemente con incertidumbre al pensar la manera de afrontarlo. ¿Y las personas a nivel individual? Seguramente con escepticismo, dudando de que esta iniciativa consiguiese promover algún tipo de cambio sustancial.

Estamos en un momento en el que los problemas de la juventud están enquistados, conformando una realidad en la cual la precariedad joven es una enfermedad que se puede curar, sobre todo, cuando se deja de ser joven. En el Observatorio de Emancipación destacamos algunos de estos elementos a los que debemos dar respuesta. Además, en esta edición queremos prestar especial atención en la brecha de género que existía a finales de 2021 en nuestra sociedad y se revelan algunos datos que nos señalan dónde debemos poner el foco para paliar esta situación. Existe un amplio consenso acerca de las dificultades a las que nos enfrentamos las mujeres por el mero hecho de serlo. Y entendiendo que las discriminaciones son interseccionales, es decir, que vienen dadas por diferentes condiciones, concluimos que ser mujer y joven hace que nuestra mochila pese aún más.

Si añadimos condicionantes como ser migrante, racializada, con discapacidad, etc., ésta llegará a convertirse en todo un lastre. Así, podemos ver y destacar que la parcialidad afecta a casi el doble de mujeres que de hombres jóvenes (33,7 % frente al 17,8 %, respectivamente). Además, es una parcialidad en su mayoría involuntaria, lo que demuestra que seguimos teniendo ese «suelo pegajoso» que impide que estemos en igualdad de condiciones que nuestros compañeros varones. Y la subocupación también hace situarnos a la cola de las menos afortunadas. La emancipación joven en nuestro país, en el segundo semestre de 2021, se encontraba en un 15,6 % y, aunque se redujo la brecha entre mujeres y hombres, las jóvenes nos emancipamos más, a pesar de que seguimos sin poder hacerlo en solitario. Solo el 13, 8% de las mujeres están emancipadas en solitario, frente al 26,9 % de los hombres jóvenes, casi la mitad.