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TORRELAVEGA COMERCIAL, INDUSTRIAL Y GANADERA, UN NOSTALGICO RECUERDO.

Por Joaquín Díaz Rodríguez

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Es muy evidente y perceptible que el estado de ánimo de los torrelaveguenses, de los habitantes de la segunda ciudad de la región y la primera en peso industrial, está decaído, abatido. La ciudad atraviesa un momento pesimista y los ciudadanos están desalentados debido, esencialmente, a la situación económica y laboral que atraviesan. Es cierto que este estado de ánimo lo comparten con otras ciudades y comarcas tanto de Cantabria como del resto del país. No es menos cierto que en otras ciudades muy cercanas, este estado de ánimo, y la situación económica y laboral que le provoca, es mucho más risueño y optimista.

Torrelavega lleva varios años sufriendo la crisis de forma más violenta que el resto de la región: las cifras de paro son espectaculares, el cierre de negocios y comercios es constante, disminuye el número de trabajadores autónomos, hay una pérdida firme de habitantes y el consumo está verdaderamente constreñido. El desempleo esta desbocado y la crisis dura más de lo que sería prudente. Los brotes verdes no se vislumbran y está, esto sí, muy verde la posibilidad de crear puestos de trabajo más o menos estable. Se ve muy poco probable la mejora el consumo interno y despejar las muchísimas dudas y temores que los torrelaveguenses sobrellevan.

La situación de crisis, aunque de carácter general, tiene en nuestra comarca unas características diferenciadores. He comentado en otros artículos de opinión, que una de las causas fundamentales de la virulencia de la crisis que soporta Torrelavega y su comarca, se debe a la falta de criterio y al mal trato presupuestario permanente que los diferentes gobiernos regionales han proporcionado para solventar las necesidades reales y concretas de la ciudad.

Torrelavega es una ciudad industrial. El lema de los años sesenta: “Industrial, comercial y ganadera" es un nostálgico recuerdo. Las políticas industriales regionales prácticamente no han existido más allá de poner suelo industrial en ayuntamientos que históricamente no han tenido una tradición industrial. Esta política de ampliar el suelo industrial regional, de dudosos resultados, ha perjudicado a la industria de la ciudad y, por supuesto, también el comercio. El polígono industrial de la ciudad; Tanos-Viernoles, fue de los últimos en ponerse en actividad y además en un momento de clara recisión y crisis. Su gestión ha sido nula y la prueba es que en varios años de funcionamiento solamente unas pocas industrias se han instalado en él, ninguna de ellas es nueva. La ganadería, tremendamente recortada tras la entrada de en la Unión Europea, tiene un impacto mínimo en el PIB regional. El comercio local, en otro tiempo floreciente y potente por su condición de ciudad cabecera comarcal, ha perdido gran parte de su otrora fortaleza económica.

Los gobiernos regionales han apostado claramente y decididamente por actividades ubicadas en el sector terciario, principalmente vinculadas al turismo, a la cultura, al ocio, la recreación y el entretenimiento, para potenciar la economía de la región. En algunas de estas actividades Torrelavega muestra debilidades reales. Algunos consejeros de los gobiernos regionales, seguidos por regidores locales, se han empeñado en encajar a la ciudad en esa rueda de potenciación económica. El fracaso de estos intentos de políticas de reactivación económica ha sido innegable en la ciudad y no han ido más allá de generar un puñado de puestos de trabajo temporales de baja cualificación y de incentivar, vía subvenciones, algunas iniciativas. Políticas económicas a todas luces insuficientes para reactivar la ciudad por la enormidad y gravedad de la crisis. Podríamos decir aquello de: “no es esto, no es esto”.

Las políticas de medio ambiente, siempre comentadas y alabadas por los gobiernos regionales en sus aportaciones a Torrelavega, no suponen nada más que actuaciones inconexas, inútiles y repetitivas. No suponen ninguna actividad generadora de empleo estable y tampoco supone una incentivación económica trascendente.

Torrelavega necesita ayudas efectivas y proyectos ilusionantes que le ayuden, ya no a salir de la crisis y mejorar el ánimo colectivo, sino a parar la sangría desbocada de pérdida de puestos de trabajo, de merma de su población, y del deterioro evidente de su comercio.

Estas ayudas y estos estímulos y proyectos deben estar fundamentados en informes serios y rigurosos, en diagnósticos reales y verdaderos de la situación de la ciudad. Deben ser proyectos distintos a las políticas económicas regionales de apuesta por el turismo y los servicios de ocio, ya que estas políticas económicas regionales están enfocadas y volcadas de forma espectacular en la capital y en otras comarcas turísticas. La capital de la región ha sido, y sigue siéndolo, beneficiada intensamente por estas políticas económicas regionales. No se pueden tener servicios de ocio y recreación eficaces, de calidad y generadores de empleo tan cercanos. O se da a unos o a otros o se reparten las inversiones de los dineros públicos. No cómo ahora que todo va al mismo sitio. La capital pretende dar estos servicios a los 500.000 cántabros. De hecho todos los gobiernos han seguido esa idea de política centralizadora

No se podrán llevar a cabo estos proyectos ilusionantes y trascendentes, si los gobiernos regionales no toman el debido interés, si los políticos regionales no consiguen ser oídos en el gobierno central en los ministerios inversores, y si nuestros representantes locales no lideran y reivindican de forma cohesionada la necesidad de otro modelo económico singular para la ciudad.

La ciudad está siendo severamente castigada y existe un riesgo inquietante de empeoramiento, sino se articulan políticas globales de rearme industrial y comercial concreto y exclusivo para Torrelavega.

Se impone una toma de conciencia inminente de los poderes políticos, se impone un liderazgo local fuerte que sea capaz de aunar todas las fuerzas en la consecución de ese objetivo. Es imprescindible crear un frente local amplio que consensue cuales son las fortalezas, las amenazas, las oportunidades y las debilidades que tiene la ciudad y que desplieguen, ante los gobiernos regionales o centrales, sus reclamaciones fundadas, razonadas, valoradas y adecuadamente informadas. para conseguir parar la sangría laboral, social y económica en la que está instalada la ciudad.

*Miembro del grupo de opinión Quercus.



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