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EL TREN EN CANTABRIA: SENCILLAMENTE INTOLERABLE

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INTOLERABLE, se puede decir mil veces, la situación del tren en Cantabria en sus dos líneas, la de vía estrecha (antigua FEVE) y la de Renfe en su comunicación con Madrid, tanto que parece que los ciudadanos de Cantabria no fuésemos ya de segunda categoría, sino de la última de todas. Ser usuario del transporte por ferrocaril en Cantabria es quedar a expensas de sugrir todo un vía crucis, como demuestran las anormalidades en el servicio.

En concreto, ayer viernes, dos importantes, pero sinceramenten no hay día sin problema ya que muchas incidencias no aparecen en los medios de comunicación. Veamos lo de ayer, viernes.

  Una pasajera del tren de Feve que salió de Santander a las 18.15 horas de este viernes con destino a Cabezón de la Sal, cuya llegada estaba prevista a las 19.20 hora, se quedó a medio camino, averiado, sin servicio, incluida la luz. La avería se produjo poco antes de llegar a la estación de Puente San Miguel, que obligó a los viajeros a bajarse al andén a esperar una solución para llegar a su destino.Los viajeros debieron esperar en la estación de Puente más de hora  y media, cuando ya muchos habían llamado a familiares para que les recogieran. Pero más o menos dos docenas de personas se  quedaron esperando en la estación a que llegara otro tren de Santander para completar el viaje. El siguiente con salida de la capital con destino a Cabezón era a las 19,15 horas ya que los que salen a y quince solo llegan a Puente San Miguel. Hasta que llegó el tren "rescate" la ira dominaba a los viajeros que expresaron su malestar con FEVE-RENFE por estas averías que parece -mejor dicho, son- frecuentes. La mayoría terminó reclamando el importe de los billetes, "en mi caso 3,30 euros", que les fue devuelto.

Para colmo, también ayer viernes un tren de mercancías ha descarrilado este viernes por la tarde en la localidad palentina de Monzón de Campos, un accidente que ha cortado el tráfico ferroviario entre Cantabria y Madrid. Por esta causa, dos trenes Alvia se vieron afectados, tanto el que salió de Madrid a las 19.00 horas con destino a Santander como el que realizaba el viaje a la inversa. El primero, quedó parado a la altura de la estación de Palencia y el segundo, en Osorno.

Como siempre ocurre, las medidas para salvar estas averías y evitar tanta molestia a los usuarios, siempre tardan.  Ayer se evidenció esta situación. Esta vez no fue la catenaria, sino el descarrilamiento de un tren, algo que ocurría con frecuencia en la España de los años cuarenta y cincuenta. Hace ya más de setenta años.

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