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PALABRAS "GRUESAS" EN EL DIARIO DE SESIONES

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La publicación del Diario de Sesiones del debate de la moción de censura que tuvo lugar esta semana en el Congreso no sólo ha dejado para la historia las intervenciones de los líderes políticos, sino que también ha permitido aflorar, entre los "rumores" y "protestas" que recogen las taquígrafas y estenotipistas, algunos cruces de comentarios entre diputados, desde una a otra bancada.

El miércoles se pudo ver a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, llamando severamente la atención a la exministra Celia Villalobos durante el debate, y ahora el Diario de Sesiones ha recogido el comentario que motivó la reprimenda: "Cógete un diccionario", le soltó a Pablo Iglesias cuando el líder de Podemos pedía mesura a los diputados de Ciudadanos que le señalaban por llamar "Solé Turá" al ponente constitucional del PCE en 1978.

Pablo Iglesias agradeció ese "toque de atención" a Villalobos por parte de Ana Pastor, pero ésta le instó a utilizar la tribuna como orador: "¡Sí, no como payaso!", espetó un diputado, suscitando "Risas" en el hemiciclo.

LAS DONACIONES DE AMANCIO ORTEGA

Y cuando Iglesias replicaba al portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando, entró en el debate sobre las donaciones a hospitales públicos por parte del dueño de Inditex, Amancio Ortega, y reclamó que la salud de los ciudadanos no dependa de "la generosidad de un millonario", lo que suscitó "aplausos" y "protestas", según recoge el Diario de Sesiones.

"Que pague, coño -lanzó desde su escaño el diputado de Podemos Juan Antonio Delgado, en alusión a los impuestos del propietario de Zara y otras marcas-. Que pague, que es lo que tiene que hacer". El mismo diputado, que fue portavoz de la Asociación Uniformada de Guardias Civiles (AUGC), ya apareció en el Diario de Sesiones de la primera jornada del debate cuando gritó "trabajos basura" para responder la presidente Mariano Rajoy, que estaba presumiendo de la creación de empleo.

"¡OH, QUÉ BONITO!"

El Diario de Sesiones de la primera jornada recoge también las burlas de los diputados del Grupo Popular cuando la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, y el líder del partido morado, Pablo Iglesias, se abrazaban tras sus intervenciones: "¡Oh, qué bonito!", corearon algunos diputados del PP. Hernando también creó mucha polémica al mentar la "relación" entre ambos, ya que son pareja sentimental.

En este tipo de enfrentamientos participó también un ministro, el Portavoz del Gobierno y titular de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, que, aunque esa primera jornada fue captado por los fotógrafos mientras leía un libro en su escaño, tuvo otro momento de atención para soltar "¡Se ha equivocado!" cuando Iglesias vinculaba al secretario de Estado de Telecomunicaciones, Víctor Calvo Sotelo, (hijo del expresidente de la Transición Leopoldo Calvo Sotelo) con José Calvo Sotelo, político conservador de los años 20 y 30.

EL MACHISMO DE HERNANDO

Rafael Hernando no es un recién llegado a la política. Debutó en 1983, con solo 22 añitos, como concejal de AP en Guadalajara, y hace tres décadas que ocupa escaño en las Cortes. Si el portavoz del PP encarna en el Congreso el arquetipo de villano no es por bisoñez, ni porque ande poseído por un espítu atrabiliario propenso a la incorrección política, sino por cálculo táctico. Que el miércoles utilizara la relación sentimental entre Pablo Iglesias e Irene Montero como estilete contra Podemos no fue, por tanto, fruto de un desliz, sino una artimaña. Lo que acarrea, si cabe, mayor gravedad.

"No diré que ha estado mejor Montero que usted porque si no, no sé qué voy a provocar en esa relación." El soez zarpazo de Hernando, precedido de los tuits de una compañera de filas sobre "los novios de Podemos", buscaba reventar el debate, sacar a los podemistas de sus casillas, convertir la moción de censura contra Mariano Rajoy en un pandemónium de gritos y descalificaciones. El PP había vaticinado que la sesión sería un "circo", pero el candidato Iglesias se había refrenado para evitar un espectáculo que desvirtuase sus intenciones. Con una provocación que apelaba a las más pasiones, Hernando pretendía romper el guion morado y alzarse con el triunfo de la profecía autocumplida. Era un trabajo sucio, pero alguien tenía hacerlo.

EL MACHO ALFA

Lejos de surtir el efecto deseado, la maniobra se giró contra los populares. Pese a sus tímidas disculpas, Hernando legitimó en sede parlamentaria el discurso sexista que subyace bajo la discriminación social, laboral y familiar que aún padecen las mujeres en nuestro país. Un prejuicio atávico según el cual ellas deben cobrar, mandar y hablar menos que ellos, pues por su propia naturaleza les corresponde una posición de inferioridad respecto al Hombre, el Macho Alfa. El mismo instinto de posesión, en suma, que late bajo el terrorismo machista.

El PP quiso convertir el hemiciclo en una taberna donde los lances se inician en la barra y se saldan en la calle, pero solo logró convencernos que si el machismo pervive en la sociedad es porque ha anidado en las instituciones.

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