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EL MOVIMIENTO FEMINISTA DEL 8-M

Por CARLOS MARTÍNEZ

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A diferencia de otras fechas conmemorativas el 8-M no languidece, lo cual demuestra la pujanza del movimiento feminista. Este 8-M de 2020 las calles se han vuelto a llenar de personas, mujeres y hombres solidarios con la lucha de las mujeres y sus justas reivindicaciones.

La incorporación de mujeres jóvenes al movimiento, es ilusionante y muy grande. Por eso los deseos por un lado de cooptación institucional por parte del Gobierno y de despiste, confusión e introducción del mal rollo por parte del lobby pro-proxeneta por otra parte. A esto hay que sumarle la tendencia no politica o de despolitización del feminismo proveniente de las derechas, las liberales y poderosos lobby empresariales. A pesar de esto las mujeres han vuelto a demostrar su empuje y sus ganas de luchar, ser respetadas, sentirse seguras y terminar con las brechas salariales y laborales.

Dado que hay una discusión fruto de los deseos de incorporar luchas muy importantes y que apoyamos pero que no son el eje central del movimiento de emancipación e igualdad de las mujeres y que por tanto restan de forma no inocente a las luchas de liberación de la mujer, se han mezclado debates. Uno de ellos es el de la abolición de la prostitución. Un movimiento de liberación e igualdad de la mujer, no puede defender a la mafia proxeneta. El feminismo es ajeno a posturas comprensivas con las mafias de chulos, pinxos y proxenetas. La prostitución es un negocio, es capitalismo salvaje, puro y duro en su estado más primario de ausencia de derechos y violencia sobre mujeres pobres independientemente de su lugar de origen. No es trabajo, es esclavitud. Por eso los precursores del socialismo obrero siempre defendieron y sus continuadoras y continuadores defendemos la abolición y nos negamos al negocio de los vientres de alquiler. Pero es qué este falso debate se ceba precisamente contra la mujer y para invisivilizar la lucha de la mujer por la igualdad y una vez más la mujer vuelve a ser víctima. El movimiento feminista sufre un debate impuesto que no le es propio, pues “entender” la prostitución y el negocio entorno al sexo no es feminista.

Tampoco la cuestión transgénero es su objetivo, sino que se enmarca en otra lucha, digna lucha, pero no a costa del feminismo. Las mujeres sufren una doble explotación tan solo y nada más y nada menos que por el hecho biológico de serlo, poder ser madres y que muchos, demasiados hombres entiendan que son de su propiedad, “la maté porque era mía” en todo el mundo.

Por eso los hombres solidarios y que apoyamos al movimiento feminista no le exigimos nada, ni le creamos extorsión o mucho menos agredimos sus pancartas como de forma aislada, pero que ha ocurrido en la manifestación de Madrid. Los hombres solidarios, estamos, acompañamos, acudimos y nos sentimos parte de una lucha que cuestiona el sistema patriarcal y se enfrenta al capitalismo opresor y esclavista. Condenamos y exigimos la condena más dura posible de maltratadores, violadores, agresores machistas.

El éxito de las manifestaciones no puede ser empañado por unas actitudes que en muchos casos confunden a personas tal vez bien intencionadas pero que las provocan fuerzas económicas que desean destruir el feminismo.

Exigimos al Gobierno y en espacial a su presidente y a la ministra de igualdad que en primer lugar no hagan leyes sin negociar con el movimiento feminista. Que la protección, apoyo y defensa de las reivindicaciones de las mujeres, exige la derogación de la reforma laboral, el fin de las brechas salariales, pensiones públicas dignas, sanidad y educación públicas y de calidad y abolición de la prostitución, no tolerar los vientres de alquiler y respeto al legitimo deseo de ser madres y padres y a no ser invisibilizadas o negadas por un neo lenguaje reaccionario que viene de EEUU, pero revestido de falsa modernidad.

Finalmente no olvidemos: el día de la mujer fue instituido en 1910 por la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas a propuesta de Clara Zetkin en recuerdo de las obreras en huelga de Nueva York asesinadas por su patrón, quemadas vivas, como día internacional de la mujer trabajadora.

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