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BALONES FUERA

Por ESTHER RUIZ

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España arde y no solo por los más de 40 grados con los que vivimos o sobrevivimos un día tras otro. Cataluña, Galicia, Extremadura, Tenerife, Castilla León, Castilla la Mancha, Aragón… miles de hectáreas asoladas por la virulencia de un fuego que parece imposible de frenar, cientos de miles de animales muertos, dos fallecidos, miles de personas desalojadas y, como si fuera una tortura, viendo cómo se queman sus casas, sus animales, sus negocios y en cierta medida… sus vidas.

Imposible borrar las imágenes de esas familias que impotentes ven avanzar las llamas arrasando todo a su paso, espectadores de un espectáculo dantesco del que ellos son los protagonistas sin ni tan siquiera poder actuar, solo llorar y quien pueda… rezar.


 

Brigadistas jugándose la vida hasta en algunos casos perderla, sin apenas medios tan solo con su pericia y voluntad. Esas gentes que el fuego les obligó a huir desesperados y que ahora, desolados, en el horizonte solo ven desesperanza.

Este es una año de récords, empezamos por la luz seguimos por los combustibles y ahora ya vamos por las temperaturas y por los incendios y todo es culpa de otros, de las eléctricas, de la guerra, del cambio climático… Es como si nos tuviéramos que resignar a todo, como si lo único que nos quedara es cruzarnos de brazos, como si los problemas no tuvieran soluciones.Y lo máximo que se nos ocurre es tirar de la palabra de moda: empatía, pero ¿cómo empatizas con quien pierde todo en segundos, con quien ve desaparecer sus montes, sus casas, su medio de vida de un día para otro...? ¿cómo te pones en la piel de quien se está jugando su vida y ni tan siquiera tiene un sueldo digno? ¿cómo se hace eso? Empatía, sí, esa es la solución cuando en realidad es la trampa de ponerte en los zapatos del otro pero en chancla, sin quitarte los tuyos…

El cambio climático mata, dicen, pero también matan los que prenden fuego a los bosques de manera deliberada y las negligencias y el abandono de los montes y los recortes… no se puede estar permanentemente echando balones fuera. Y decir esto, no se equivoquen, no es poner “palos en las ruedas” o ser “negacionista”, claro que el cambio climático existe pero precisamente por eso hay que tomar acción y poner los medios.

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