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JAVIER ERASO, responsable del engaño de las "preferentes" de CAJA CANTABRIA

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LA ÚLTIMA SEMANA el juez de Torrelavega, Pablo Fernández de Vega, ha sentenciado que Bankia cometió fraude y engaño en sus preferentes y que debe devolver las cantidades suscritas a los afectados. Aunque son muchas las sentencias que ya existen sobre preferentes -la inmensa mayoría contra los bancos y cajas- estas últimas del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Torrelavega entra en el fondo de la cuestión y analiza el engaño y el expolio realizado por las entidades financieras desde hace varios años con clientes que llevados por su buena voluntad adquieron productos por su confianza en las personas con las que habitualmente se relacionan en los bancos y cajas. Una confianza que después de estos engaños ya no será posible y los clientes tienen que leer la letra grande y pequeña de lo que firman, muchas veces folios y folios que hacen difícil su comprensión.

Otra entidad "aventajada" en el engaño a muchos de sus clientes ha sido Caja Cantabria -hoy Liberbank- en una etapa de dirección de Javier Eraso, un personaje que "desplumó" a la entidad con una indemnización millonaria y que ha pasado a un interesado anonimato, eso si, disfrutando de esa indemnización costeada sobre los lomos de los impositores de la Caja cántabra. Eraso como director general llevó a los órganos de la Caja unas preferentes fraudulentas negociadas en un paraiso fiscal y, sin embargo, hasta ahora no ha sido llamado por la justicia por este siniestro escándalo, siendo cientos y cientos las familias cántabras engañadas por la oferta de las preferentes de la etapa de Eraso, que al día de hoy siguen sin poder disponer de sus fondos al no aceptar rebajas que en el fondo y en la forma son intolerables.

La "tranquilidad" con la que estos culpables -que disfrutan de indemnizaciones millonarias- del daño cometido sobre miles de familias, es lo que irrita a las personas de bien, lamentando que la justicia no llame a declarar y a acusar a los verdaderos responsables de dicho expolio. ¿Cómo no va a serlo el señor Eraso si era el director general, es decir, el responsable ejecutivo del negocio? Por eso afirmamos que Javier Eraso debiera ser el primero por ser la cabeza del equipo directivo que diseñó, acordó y aprobó la estrategia expoliadora de los impositores a través de las preferentes. Es cierto que estos acuerdos pasaban posteriormente por el Consejo de la Caja, pero en estos órganos, por tradición, se aprueba la propuesta del equipo directivo que, como en el caso de las "preferentes", insistimos, son los responsables de las operaciones. Unas operaciones, por cierto, que conllevaban un doble engaño: hacia los que tenían que adjudicarlas entre sus clientes (a quienes no se dijo la verdad) y, especialmente, con los clientes (familias cántabras por lo general de clase media) que con fe en la Caja fueron objeto de un expolio sin precedentes en la historia de la entidad de ahorro cántabra.

Grupos de preferentistas de Cantabria han manifestado su esperanza ante el nombramiento del nuevo fiscal del TSJ de Cantabria. Una confianza, sin embargo, que solo podría ganarse si impulsa como Ministerio Fiscal que los auténticos responsables pasen por los juzgados. Y, en el caso de Caja Cantabria, el responsable tiene nombre y apellidos: Javier Eraso Maeso, "premiado" con una indemnización millonaria después del fraude a los clientes con estos productos tóxicos y de laminar la historia de una entidad con más de 115 años de historia al proponer su integración en Liberbank, la peor de las alternativas para la entidad cántabra, hoy practicamente desaparecida y exploliada en derechos sociales y laborales y en la confianza depositada a través de los años por los impositores.

A la vista de las últimas sentencias, los afectados lo tienen claro: acudir a la vía judicial es casi garantía de recuperar el dinero. Más del 90 por ciento de las denuncias se han resuelto a favor. Es la mejor vía, sobre todo, si los culpables aparecen y pagan por tanta felonía. Por tanto, que actúe la justicia, que se atienda la demanda de los impositores cántabros y que, por supuesto, pase por el juzgado el que fuera director general y responsable máximo de un engaño sin precedentes.


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