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Manda Manuel Menéndez cuando Caja Cantabria comienza a ser historia

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La noticia saltó en el mediodía de ayer: Javier Eraso abandona la dirección general de la Caja con dos lecturas distintas: el comunicado oficial habla de dimisión, otras fuentes se refieren a un cese forzado al no aceptar el Consejo de Liberbank las condiciones económicas del contrato de Eraso con la Caja. De confirmarse esta tesis, estaríamos ante un cese/dimisión provocada desde el interior de la cúpula ya propietaria -como bien se demuestra- del presente y futuro de la entidad cántabra, que lidera el director general (con plenos poderes) de Cajastur, Manuel Menéndez. Como bien se sabe y conoce, Liberbank es el banco creado por las Cajas de Asturias, Extremadura y Cantabria, una decisión impulsada desde el Banco de España.

En cualquier caso, el hecho de que haya dimitido o cesado es menos importante que el referido al 1,2 millones de euros, más la parte proporcional del suculento plan de pensiones, que el ya ex-director general de la Caja se llevará a su casa. De nuevo, esto de las indemnizaciones de los directivos de las cajas recobra actualidad ya que no es presentable que existan estas indemnizaciones tan millonarias en una entidad que es de todos, es decir, de los impositores.

Pero, insistimos, al margen de estas derivaciones lo que se cuece detrás de esta dimisión/cese es que el modelo de Manuel Menéndez, presidente y consejero delegado de Liberbank se impondrá aceleradamente. El principal ejecutivo  de Cajastur es un competente directivo, mucho más listo, capaz y resolutivo que sus homólogos de las cajas que formaron Liberbank; es más, probablemente pasa por ser uno de los mejores directores generales de las cajas de ahorros españolas.

Cuando Menéndez comience a mover ficha se demostrará que su poder en el nuevo banco es incontestable, no sólo por la mayoría accionarial de Cajastur, sino por su capacidad de liderazgo y como ejecutivo. Actualmente, Caja Cantabria no es más del 13 o 14 por ciento de Liberbank, pero cuando Menéndez quiera y lo considere necesario, llevará más cajas a su proyecto de banco y la entidad cántabra se quedará, entonces, en una mínima expresión.

La dimisión de Eraso no altera los planes de Menéndez sino que reafirma sus criterios de hacer un equipo propio, a su estilo, sin cesiones a las cajas participantes. En un contexto de desaparición de Cajas como la cántabra -impuesto por el Banco de España en el discurrir de la actual crisis- lo mejor para los intereses de los impositores cántabros es tener la frente de los depósitos un gran ejecutivo. Con el desenlace de la crisis Eraso, se pone de manifiesto que la Caja cántabra está amortizada y ahora comienza la cuenta atrás definitiva. Es decir, que su nombre pase a la historia a todos los efectos. Al tiempo.

LIBERTO

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