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Ascán y otra empresa ya desaparecida se llevaban casi el 50% del mercado del asfalto

La Comisión Nacional de Competencia detectó treinta reuniones del cártel entre 2006 y 2010, sesiones en las que siempre participaban directivos y en las que, con escritorio o mantel de por medio, se repartían el mercado

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20-03-2013

EL MUNDO CANTABRIA.-El cártel de asfalto desmantelado en Cantabria por la Comisión Nacional de Competencia (CNC) concebía el mercado como una tarta dividida en cinco porciones. Al menos en 2009 –no hay evidencia de que en otros años haya sido distinto–, las dos mayores, del 22,80 por ciento, correspondían a Ascan y Emilio Bolado; Senor y Arruti se adjudicaban el 18,80 por ciento cada uno, en tanto que a Asfín le tocaba el 16,80 por ciento. Esa es la principal gráfica del denominado G5, que ahora habrá de hacer frente a una sanción que supera los 16 millones de euros en compañía de sus empresas satélite (Construboc, Inor, HTR, Cuevas y Siec), aquellas que ejercían funciones de ‘acompañamiento’ para la concurrencia en licitaciones públicas pactadas.


Para supervisar el cumplimiento de ese ‘reloj’, el G5 mantenía reuniones periódicas. EL MUNDO relató ya días atrás cómo es precisamente una comida la que alerta a la CNC sobre la posible existencia de un cártel. El almuerzo tuvo lugar ya avanzada la primera década de siglo a bordo de un barco alquilado, en alta mar, con langosta y whisky añejo; era un menú ‘cinco estrellas’ que abonó en su integridad uno de los comensales. Pero se pagó a escote.


Al cabo de unas semanas, los otros cuatro invitados recibían una factura en la que aparecía el importe de su ‘plato’. Como concepto: venta de asfalto. Pero fueron muchas más. Competencia tiene contabilizadas al menos 30 entre 2006 y 2010; en todas se constató la presencia de personal directivo.


La primera de ellas se escenifica el 10 de mayo de 2006 y en ella el G5 analiza un listado de obras a ofertas a varios clientes privados (asfaltado del parking Lidl en Castro Urdiales y pavimentación de viales en Urbanización Las Ventas, en Villanueva), así como las obras de ‘boletín’ o invitación presentadas por Ascan. A partir de ahí, se multiplican escenarios. Entre estos últimos, se citan encuentros en hotel Las Dunas (Liencres), hotel Palacio del Mar (Santander), Gorzano o Comillas, por ejemplo.


Las inspecciones de la CNC interrumpen los cónclaves. Desde que se recibe una denuncia anónima (29 de noviembre de 2010) hasta que se realizan registros en las empresas, 6 de abril de 2011, apenas transcurren tres meses. De hecho, el último ‘foro’ del que se tiene constancia se produce el 25 de febrero de 2010; entonces, Arruti prepara el cuadro de obras a ofertar, ventas en planta y obras a regularizar.


El negocio empezaba a desmantelarse.
CNC no ha cuantificado sin embargo el quebranto a las arcas públicas, pero deduce que pudo resultar muy gravoso. No sólo por el momento en el que se ejercitó el cártel, con el boom de la construcción de pormedio (1998-2011), sino por la amplitud de las obras ‘amañadas’: 900. Un tercio se repartieron en el G5 (ver gráfico anexo). El resto, juntoa las ‘satélites’.

¿Por qué se llamaba G5?
>Que al núcleo duro del cártel de asfalto de Cantabria se le haya denominado bajo el acrónimo G5, una formulación que habitualmente suele ser utilizada para las grandes cumbres gubernamentales, no es una nomenclatura propia de la Comisión Nacional de Competencia (CNC), sino que el término fue ideado por la trama de colusión.
>Según advirtió en su investigación la CNC, cada una de las empresas se autoasignó un número de identificación del 1 al 5 con el que luego se reconocían en la documentación incautada. En este sentido, Arruti era el ‘1’, en tanto que Ascan se identificaba con el ‘2’. Para Asfin se reservó el ‘3’, en tanto que a Emilio Bolado y Acansa se las reconocía con el ‘4’. Queda el número ‘5’, que cayó en manos de Senor.

Seguimiento estricto
A.R.
El control del cumplimiento de los acuerdos del G5 se establecía mediante el intercambio de información en las reuniones que, a su vez, permitía elaborar tablas muy sofisticadas.
Había varios tipos. Por un lado, aquellas que reflejaban las obras que todavía no habían sido ejecutadas por los miembros delcártel,denominadas ‘obras en cartera’ y que daban lugar a cuatro tipos distintos de tablas en función de las toneladas de asfalto asignadas a cada obra (cartera1501500 12000 T.E).
De otro, las obras ya ejecutadas: obras ejecutadas1501500< 12000T.En obras ejecutadas >12000 T.E.


Las tablas incluían además una serie de leyendas con distintos colores que facilitaban el seguimiento de los posibles cambios que en ocasiones se producían en algunas obras del acuerdo La compensación entre unos y otros respecto a las obras a realizar para alcanzar la cuota establecida cuando una empresa había hecho más o menos obras en función de las toneladas asignadas, era sencilla una vez que se tenían los cuadros de control, y se ejecutaba normalmente en las siguientes reuniones, de manera que a las empresas que no habían podido desarrollar una determinada obra, ya fuera porque la había realizado otro miembro del cártel o porque la había promovido alguien ajeno al mismo, se le adjudicaban otras obras en la siguiente reunión.


El intercambio de información entre las empresas del G5 también incluía relación de morosos. El 18 febrero de 2009, por ejemplo, el G5 se intercambia un listado de 58 empresas con deudas frente a las empresas de la mesa.

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