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Las principales cadenas de TV rechazan dar cobertura a un asesino repudiado por la sociedad

ALCÁSSER, HOY. Han pasado más de 20 años y el recuerdo de Miriam, Toñi y Desirée aún está presente en su ciudad natal. Nadie logra olvidarlas.

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29-11-2013

El caso de la libertad del único condenado por el triple asesinato de las niñas de Alcàsser, Miquel Ricart, está dando que hablar. A la indignación generalizada, en especial del pueblo valenciano y de los padres de las tres jóvenes, se añade la que en redes sociales, foros y medios han provocado las últimas noticias sobre las primeras horas del reo en la calle. Este sábado trascendían unas declaraciones en exclusiva de Ricart a reporteros de Antena 3 (A3Media) en las que aseguraba sentirse como un \\\"cabeza de turco\\\". Eran las primeras palabras de Ricart en 21 años, algo por lo que la competencia televisiva puede llegar a ser feroz. Más tarde, el asesino se trasladó a Madrid, donde arribó acompañado de dos reporteras de Mediaset (Telecinco), con el objeto de conseguir las palabras de viva voz del liberado. La sospecha de que se libre ahora una batalla por llevar a Ricart a un plato de televisión ha hecho que ambos medios hayan negado tajantemente dicha posibilidad.

Con contundencia se ha referido Mediaset España, que en un comunicado ha asegurado que se limitarán a \\\"informar sobre la salida de Miguel Ricart, al igual que otros presos. En ningún caso se darán minutos de gloria televisivos a un asesino temido y repudiado por una sociedad muy dolida por estas excarcelaciones\\\".

La posibilidad de que Ricart pudiera recibir una suculenta oferta para pisar un plató de televisión donde \\\'vomitar\\\' todo lo que le pasa por su mente y su alma tras la condena y la liberación en cumplimiento de la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, ha escandalizado y puesto en pie de guerra a quienes defienden no remover uno de los casos más traumáticos de la democracia. Pero también ha generado polémica el trato de los periodistas y la sospecha de que empleen métodos poco éticos para conseguir información, como dinero o algún eventual favor en sus primeras horas de libertad con el objeto de superar la aparente desorientación que demostró al salir de la cárcel.

RECHAZO GENERAL AL ASESINO EN ALCÁSSER

Son las doce de la mañana de un anodino sábado de noviembre, marcado por temperaturas invernales y rachas de viento. Tonos grises y azules difuminan el cielo valenciano. Sin embargo, no es un día más para la gente de Alcàsser. Los vecinos de la localidad de l\\\'Horta Sud que el 13 de noviembre de 1992 se vio sacudida por uno de los crímenes más crudos de la crónica negra de España se han levantado con una noticia que despierta su indignación: la puesta en libertad de Miguel Ricart, el único condenado en los tribunales por el asesinato de Miriam, Toñi y Desirée.

No han pasado ni 24 horas desde que el triple asesino abandonara su celda gracias a la derogación parcial de la doctrina Parot. Ha cumplido casi 21 de los 170 años a los que fue condenado. Su puesta en libertad ha reabierto viejas heridas en un pueblo que no ha podido olvidar lo ocurrido.

«¿Vienes a preguntarme por la salida de la cárcel de ese mal nacido, no? La respuesta es clara: es una vergüenza», así de contundente se mostraba Toni no quiso dar su nombre verdadero al advertir que iba a ser preguntado por el diario Levante del que hemos rescatado esta crónica. No dejó espacio para nada más.

Más comprensiva se mostró Trinidad Reynol, vecina de la localidad de 73 años de edad, que no pudo ocultar sus sentimientos al rememorar lo ocurrido: «Eran unas chiquillas muy bonicas que sólo querían ir a una discoteca y pasárselo bien. Es algo que no se puede olvidar, nunca lo haremos. Me acongojo sólo de pensar en todo lo que pasaron. Todo lo que está ocurriendo ahora es una injusticia». Conforme avanza en sus respuestas, su voz se ve preñada de más emoción: «Sentimos mucho lo que está pasando, ¿Qué tipo de Gobierno tenemos ahora?».

Las charlas mantenidas en bares y comercios también tienen la puesta en libertad de Miguel Ricart como punto central. Alcàsser es un pueblo de moderadas dimensiones el Instituto Oficial de Estadística (INE) cifra su población oficial en 9.544 habitantes y en algunos de los debates participan personas que vivieron de cerca lo sucedido. «Eran mis amigas de la infancia. No quiero rememorar nada. Lo pasamos muy mal», apunta una de las vecinas a la entrada de un comercio. Su aflicción es comprensible. Hay cosas que no pueden olvidarse, que te marcan de por vida.

«Justicia popular»
También hay espacio para las llamadas a la «justicia popular» en algunas conversaciones de bar: «Yo lo habría esperado en la puerta con un bastón y le habría demostrado lo que pienso. Lo habría hecho de cara, no pegando un disparo por la espalda. Lo que le hicieron a esas jóvenes fue despreciable», apunta un hombre de 50 años de edad al resto de compañeros de barra.

Algunos incluso recuerdan algunas de las inventadas teorías de la conspiración que se crearon en torno a un caso que fue devorado por el «prime time»: «Yo no creo que Antonio Anglés el nombre del asesino en paradero desconocido tampoco ha sido olvidado esté muerto. Ni creo que todo se quedara entre él y Miguel Ricart. Debe haber algo más que no sabemos», apunta una mujer que no quiere identificarse.

Han pasado más de 20 años y el recuerdo de Miriam, Toñi y Desirée aún está presente en su ciudad natal. Nadie logra olvidarlas.

 

ESCOLTADO POR LA POLICÍA

Miguel Ricart ya , el único condenado por el triple crimen de Alcàsser, cruzó la barrera hacia la libertad a las 17.43 horas de ayer, después de 20 años, 10 meses y dos días de prisión ininterrumpida. Lo hacía en virtud de una providencia de la Audiencia de Valencia que le sacaba de prisión gracias a las sentencia de Estrasburgo que derogaba la doctrina Parot.

Escondido tras un pasamontañas que sólo le dejaba visible los ojos, enfundado en un anorak blanco con las letras «Freedoom» „del inglés «freedom», libertad, aunque con error ortográfico„, unos vaqueros, deportivas negras y notablemente más fuerte „confiesa que lleva 20 años dedicado a las pesas„, atraviesa el último metro bajo el rumor incesante de los disparos de los fotógrafos. Sólo lleva una pequeña bolsa de viaje negra y una mochila azul cruzada a la espalda.
La sentencia europea ha puesto en la calle a más de medio centenar de terroristas, violadores y asesinos. Con ninguno ha habido el dispositivo policial que ha merecido Ricart. Tampoco la batería de cámaras de televisión, por mor del Consell, Canal 9 tuvo que faltar a la cita„, fotógrafos de prensa escrita, micrófonos de radio y periodistas armados de libreta y móvil.

Dos vehículos de la Guardia Civil custodiaban el pasillo por el que llegaría a la garita de seguridad en la que firmó el último papel hacia la libertad. El taxi al que avisó desde el interior de la cárcel aguardaba con el maletero pegado a la barrera de seguridad. Privilegios que el resto de excarcelados violentos no ha tenido.

Comienza el acoso, las preguntas, las carreras y los «flashazos». Se muestra nervioso, huidizo y mudo. Apenas dos contenidos «por favor» salen de su boca ante el acoso de los medios antes de que consiga entrar a empujones en el taxi.

El conductor recorre la docena de kilómetros hasta la estación de tren de Manzanares. Ricart, como todos los excarcelados que lo piden, lleva un billete sin destino válido para viajar a cualquier parte del país. En la estación, pide al taxista que lo saque de allí, acorralado de nuevo por los periodistas. Busca desesperadamente el anonimato, pero la sombra mediática del caso Alcàsser es demasiado alargada.

Bajo protección policial
La situación acaba con la intervención de la Guardia Civil, requerida por el taxista. El mundo al revés: el mismo hombre llevado a prisión por la Benemérita, protegido por seis guardias civiles que tratan incluso de impedir la entrada de los periodistas. Intento estéril.

Todos acaban dentro, persiguiendo a Ricart, que, arrinconado, llega a enarbolar un palo que recoge del suelo tras cruzar las vías a la carrera. Los agentes lo rodean y lo custodian hasta el andén. Ni siquiera sabe adónde va. Sólo quiere quitarse de enmedio.

Sin rumbo, desorientado, no formaliza el billete. No sabe siquiera adónde ir. Con los brazos cruzados, de pie e inmune al acoso de las televisiones aguanta una hora y acaba por subirse al primer tren que pasa: un Alvia a Jaén. Con él suben media docena de periodistas. Los pasajeros intuyen la excepcionalidad, pero aún no saben que quien se esconde tras ese pasamontañas es Miguel Ricart.

Cuando desciende en la estación Linares-Baeza se reproduce la persecución, que sólo cesa con la intervención de dos patrullas de la Policía Nacional. Miguel Ricart, que se baja por primera vez el pasamontañas y deja ver el mismo rostro repetido hasta la saciedad en el juicio, pero con el evidente paso del tiempo marcado en su expresión, acaba dentro de un coche policial camuflado que le lleva lejos de los focos. Y ni siquiera ha cometido un delito.

La Fiscalía activa el protocolo de vigilancia
El Ministerio del Interior establecerá, a instancias de la Fiscalía, las medidas necesarias para garantizar la seguridad ciudadana tras las excarcelaciones de presos terroristas, violadores y asesinados producidas por la anulación de la retroactividad de la doctrina Parot.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, subrayó que el Gobierno es consciente de la «alarma social y rechazo social» que están produciendo estas situaciones. Asimismo, explicó que las medidas de libertad vigiladas sólo son posibles desde el año 2010. «Estamos coordinados con la Fiscalía para establecer las medidas en el marco de la ley necesarias para garantizar la seguridad de la gente», aseguró. 


EL ASESINO EN LIBERTAD
Miguel Ricart, condenado en el año 1997 a 170 años de prisión por el secuestro, violación y asesinato de Míriam, Toñi y Desirée, las tres niñas de Alcàsser (Valencia), ha salido de la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real) a las 17.42 horas de este viernes. Horas antes, la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia había acordado por mayoría su inmediata puesta en libertad al estimar que se han cumplido las penas impuestas.

 

La Audiencia de Valencia ha ordenado la excarcelación inmediata de Miguel Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser, al aplicarle la derogación de la Doctrina Parot. El pleno del tribunal, compuesto por cinco magistrados, ha rechazado la pretensión de las víctimas y la Abogacía del Estado de mantenerlo en prisión. La sala ha comenzado a deliberar a las 11.30 horas y ha comunicado su dictamen a las 14.00 horas. Con el nuevo criterio impuesto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, Ricart debió haber salido de prisión hace dos años.

Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano, al amparo del artículo 197 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Sala ha decidido que participen en la deliberación, que tiene lugar en la Ciudad de la Justicia de Valencia, los cinco magistrados que integran la Sección Segunda y no sólo los tres que inicialmente iban a formar el tribunal.

El debate se produce después de que, este miércoles, la Audiencia Provincial reuniera los escritos de todas las partes en el proceso: Fiscalía, acusaciones particulares y popular, defensa y la Abogacía del Estado.

La Abogacía del Estado, la última en aportar su escrito, se mostraba en contra de la excarcelación de Ricart, al tiempo que planteaba aplicar en su caso la \\\'doctrina Parot\\\' a partir del 28 de febrero de 2006, cuando el Tribunal Supremo estableció que la redención de penas debía descontarse del total de condenas y no de los 30 años de cumplimiento máximo.

Esta parte solicitaba a la Audiencia, además, que se esté \\\"a lo que informe Instituciones Penitenciarias\\\" sobre Ricart.