Miguel Ángel Fernández recibe el título de "Torrelaveguense Ilustre 2012"
El año pasado fue nombrado "Mejor Taniego 2012" por la peña "El Tropeón" en reconocimiento a la labor desarrollada por "una de las figuras más populares y conocidas del pueblo".

El Palacio de Mijares, en el municipio de Santillna del Mar, fue anoche el escenario elegido por el Grupo de Opinión Quercus, para entregar el premio "Torrelaveguense Ilustre 2012" al presidente de la Coodinadora Contra el Paro (Coorcopar), Miguel Angel Fernández Díaz, "por su ayuda y compromiso con los parados" a lo largo de los últimos treinta años.
COMENTARIO SOBRE UNA "BAJEZA" DE COMISIONES OBRERAS
En nuestra "Clave del Día" del sábado, publicamos el siguiente texto que reproducimos ante una nota que publicó Comisiones Obreras y con la que se solidarizó Izquierda Unida, lamentando que Quercus eligiera a Miguel Ángel Fernández como "Torrelaveguense Ilustre 2012", comentario que a continuación transcribimos.
Hoy se hace entrega al sacerdote Miguel Ángel Fernández del título de “Torrelaveguense ilustre 2012” por sus muchos merecimientos a lo largo de treinta años de compromisos en el campo de lo social. Surgido de la Iglesia de la Asunción, parroquia dirigida por Cristobal Mirones durante algo más de un cuarto de siglo, el nombre de Miguel Ángel Fernández está asociado a todas las iniciativas que surgieron desde una parroquia que mantuvo siempre, incluso en la etapa autoritaria, un compromiso con los más necesitados, al tiempo que un aliento hacia todos los que se atrevían, entonces, a hablar de democracia sana, plural, al servicio del pueblo, que nada tiene que ver con la que manchan día a día los corruptos tan aficionados al dinero y a cuentas en Suiza.
Miguel Ángel Fernández, por tanto, está unido e identificado desde el primer momento con iniciativas de gran calado social como la Casa de los Muchachos o el Hogar del Transeunte, y cuando la crisis laboral se hizo patente en Torrelavega, lideró Coorcopar, una especie de “utopía” que ha dado redención a muchas personas que optaban -y no lograban- un empleo. No es necesario que citemos otras iniciativas que alentó la parroquia que, por su espíritu de servir a los pobres y marginados, se ganó aquella referencia de la iglesia de los tupamaros.
En vísperas de este homenaje bien merecido ha salido Comisiones Obreras y el partido Izquierda Unida para rechazar que Miguel Ángel Fernández reciba el título de Torrelaveguense ilustre. Probablemente gente sin memoria –y quizás cargada de rencor- puede animar tal escrito y, además, llamar nada menos que explotador (de trabajadores, se entiende) a Miguel Ángel Fernández. Aunque no merece la pena perder tiempo en discutir lo que alcanza a subcategoría de panfleto, creemos que es necesario hacer frente a un ataque que, insistimos, solo puede justificarse desde la ignorancia.
Es conveniente recordar que en los años ochenta, cuando Coorcopar salió a la calle en defensa del empleo y contra el paro o, que Torrelavega fuese definida como zona de urgente reindustrialización, este cura social era capaz de movilizar a más gente que cualquier llamamiento que contra el desempleo pudiera realizar el sindicato Comisiones Obreras. Y, desde entonces, crear más de mil empleos directos representa un patrimonio social que –bien lo sentimos- no acumula ni con mucho los sindicatos, más preocupados en mantener liberados que en crear empleo. No vamos a discutir la necesidad de contar con unos sindicatos libres, bien articulados y competentes en la defensa de los trabajadores y empleados. Pero esta labor se puede realizar sin llegar a mensajes descalificadores que se alejan del sentido común de la sociedad y que responden –como ese término de explotador- a literatura decimonónica que pensábamos que los sindicatos habían superado.
Miguel Ángel Fernández representa esa tenacidad en hacer algo por los demás y en denunciar desde reflexiones cristianas, la frustración que genera el paro en la persona. No hace demagogia, sino que ha demostrado con hechos que aquello que parecía una utopía funcione y que ese millar de personas que han encontrado empleo gracias a Coorcopar, bien puede afirmarse que han alcanzado un derecho que es innato de la dignidad humana.
En fin, frente a la bajeza de la nota de Comisiones Obreras que para mantenerse –y sostener su estructura- recibe millones de euros de las arcas públicas sin que sepamos qué hace por el empleo –salvo reclamarlo, que no es suficiente-, el papel de Miguel Ángel Fernández y de Coorcopar en estos treinta años se agiganta por sus resultados. El compromiso social de Miguel Ángel Fernández no responde a la labor de un liberado, sino a una persona que a una tragedia humana responde con vocación y entrega. Sencillamente ejemplar.