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Jesús Maza: promotor cultural en los pueblos cántabros desde La Caja

Conozco a Jesús desde sus primeros esfuerzos y fui uno de los contribuyentes a sus programas. Tampoco me olvidaba cuando estuve en la otra orilla atlántica.

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Jesús Maza: promotor cultural en los pueblos cántabros desde La Caja
05-06-2020

Jesús Maza: promotor cultural en los pueblos cántabros desde La Caja

Coinciden Moliere, Swift y otros irónicos en que a un amigo no solo no conviene halagarle sino que si no se le quiere perder no hay que adularle mucho. Quizá eso haya sido una garantía en la ya vieja relación que mantengo con Jesús Maza, ese elegante chaval de la quinta del 38. Pero si hay algo que resaltar tampoco hay que ocultarlo.

En realidad debo decir con la misma intensidad que con Jesús con los Maza, pues Reyes Barquín, su mujer, vino después. Conocí primero a Jesús, pero desde que se casaron se amplió perfectamente el vínculo a ella, la hija de Cuca Trueba Castanedo, la suegra de Jesús que era de Castañeda y murió con 94 años, lucidez y humor.

Jesús Maza ha sido políticamente  teniente alcalde de Ribamontán al Mar. Pero lo esencial de su perfil profesional es la tarea de su papel en la Caja de Ahorros de Santander y Cantabria. Maza, de comercial en Liérganes, Sarón, director en Solares, etc. vino tal día a tal hora para crear la Obra Cultural a la central en Santander.

Y lo hizo bien promoviendo sin  discriminación la cultura en los distintos pueblos cántabros y pasó a Jefe de la Obra Social. Acabó ascendiendo a presidente de todas las de España en la antigua Confederación cuando mandaba Valentín Arroyo en la madrileña calle Alcalá e iba una vez al mes desde Santander conduciendo su propio coche. Prefirió quedarse en la calle Tantín y declinó la invitación de Arroyo para ir a la CECA. Y José Balaguer quedó así encantado con su director ya de la Obra Cultural y Social.

Conozco a Jesús desde sus primeros esfuerzos y fui uno de los contribuyentes a sus programas. Tampoco me olvidaba cuando estuve en la otra orilla atlántica.    De la relación profesional, que tendría su cénit cuando se trajo al actual rey a Cantabria (y yo fuí a Atlanta con José Ramón Sáiz y con Juan Carlos Sordo de Ojo para materializar la invitación al presidente americano Carter), pasamos a a una todavía más cercana relación personal.

Desde entonces he participado bastantes veces en una cena al menos -generalmente en Nochevieja-, en su casa de Castelar durante varios años, unos cuántos. Y no en menos ocasiones durante los veranos en cumpleaños, aniversarios u otros buenos pretextos en su casa de Loredo, bien cerca de Langre.

De la primera parte hemos disfrutado cuando vivía Marisa Zamora, amiga de Cuca, pues Mary era culta, singularmente distinguida, y con José Luis Ocejo, era la otra invitada especial. Después de esas cenas, (en la que alguna vez participó alguno de mis hijos de bien pequeño), nos asomábamos al balcón para ver la espléndida bahía, iluminada por el resplandor de la cohetería.

En Loredo anotaré sobre una más amplia concurrencia: el alegre matrimonio de Jesús Madrazo y Rosana, el director del Corte Inglés, José Luis de la Fuente Patiño y su mujer, de Loredo Luci y José Campo, además Maite Lezcano, Marí A. Gutiérrez Trueba, la castellana Gloria Martínez Figuero, el abogado Mariano Lozano, Manolo Muñiz, Marta Muñoz García de la Borbolla y Froíno, el sargento de Ribamontán al Mar y otras personas.

No pueden dejar de destacarse la decoración aquí y el ambiente al sentarnos a degustar bien un cocktail, las famosas empanadillas, el rabo de toro, bacalao con tomate, los postres que repiten dos camareros selectos mientras suena la música de un harpa, el violín de Óscar o canta Néstor a gusto de los invitados.

Sal de la vida es la amistad”, dijo Juan Luis Vives. Nada cuesta evocar esta versión a poco que se deduzca la intimidad navideña o la mayor expansión de las citadas celebraciones en Loredo. Ya hace tiempo que no están Cuca y Mary y la desafortunada circunstancia presente sigue recomendando “distancia física”. Quizás eso haya excitado mi agradable recuerdo. 

Espero que los Maza vuelvan a dar su “paseo al sur” porque María Reyes trae a Jesús contento tras la visita sevillana a sus tierras de Osuna, legado de su padre, el rentista Joaquín Barquín Caller, título pontificio “conde de Norman”. Y es que, a la vuelta, no desespero de que la “nueva normalidad” sea la satisfacción de renovar nuestra fiesta amistosa. Nuestra ya vieja amistad.

De no ser así, ningún problema. Estaré igualmente, como pensaba Santa Teresa, entre los pocos amigos que se mantienen, “en el tiempo de la necesidad”. Eso es, por encima de todo, lo principal.