José Ramón Saiz pide que el Ara del Dobra vuelva a la calle Serafín Escalante
En 2003 la Consejería de Cultura dio su nombre a la Casa de Cultura de Torrelavega. Pero la decisión no se ha hecho efectiva si acudimos a esta dependencia del Gobierno de Cantabria.

EL LEGADO DE DON HERMILIO ALCALDE DEL RÍO. TORRELAVEGA Y SU MEMORIA.
Este pasado viernes el doctor en Periodismo y Académico de la Real Academia de la Historia participó en una mesa redonda en el Ayuntamiento de Torrelavega sobre la figura de don Hermilio Alcalde del Río en el 150 aniversario de su nacimiento, iniciativa de la Sociedad Cántabra de Escritores y del Ayuntamiento de la ciudad. En la mesa redonda, además, participaron tres expertos en la obra de don Hermilio en su faceta arqueológica. Coincido plenamente con lo afirmado (o insinuado) por estas tres autoridades en la materia en el sentido de que el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria debiera ubicarse en un lugar próximo a las cuevas más importantes, condición que reúne Torrelavega, que además ofrece una infraestructura de 20.000 metros cuadrados construidos y aparcamiento suficiente.
A continuación, José Ramón Saiz pasó a comentar, muy sucintamente, algunas reflexiones sobre la figura de don Hermilio, fallecido en Torrelavega el 2 de junio de 1947 a los 81 años de edad. Cantabria y la capital del Besaya le deben numerosos trabajos espeleológicos, arqueológicos y folklóricos. Renombrado descubridor de cuevas prehistóricas, escritor y pintor, además de director de la Escuela de Artes y Oficios desde su fundación en 1892 hasta 1943, fue también concejal y Alcalde de Torrelavega (1920-23), desempeñando durante una corta etapa la dirección de la publicación local, de espíritu regionalista-conservador, Hidalguía Cántabra (1913), publicación en la que también velaron sus armas periodísticas José del Río Sainz (Pick) y Florencio Ceruti, hijo. En Hidalguía Cántabra escribió artículos con el seudónimo de Besayo.
Durante casi cuatro décadas ejerció este sabio modesto –así lo define José del Río Sainz, el popular Pick- un triple magisterio que hubiera abrumado con su peso a hombros más robustos: el pedagógico, en la Escuela de Artes y Oficios, educando a generaciones de torrelaveguenses y contribuyendo a la creación de la atmósfera artística que se respiraba en la ciudad del Besaya, ambiente que tuvo su exponente en la Biblioteca Popular que posteriormente se prolongó en Dobra; el magisterio de la ciencia espeleológica, en la que brilló con luz propia, como lo atestiguan sus obras, alguna de las cuales se editó con el patrocinio del Príncipe de Mónaco; y el magisterio literario que produjo dos libros costumbristas de extraordinario valor para el conocimiento de nuestro léxico.
Sus observaciones sobre los temas que dominaba, y de un modo especial, sobre el lenguaje de las gentes de la Cantabria del interior, eran originales y curiosas. Estos dos libros son valiosísimos por el repertorio de voces y modismos montañeses que aportan para un estudio general léxico-gráfico de Cantabria. Escritos sin pretensiones literarias, los cuadros o escenas se reducen a diálogos tomados del natural, sin aditamentos ni afeites en lo que radica su principal mérito pues no se desvirtúa su autenticidad. Nos permiten saber como los cántabros del interior hablaban en un momento dado de nuestra historia, cómo trabajaban, cómo celebraban sus fiestas o penaban en sus conflictos. Cómo vivían, en suma.
Un crítico tan competente en estas materias como Adriano García Lomas ha dicho del escritor Hermilio Alcalde del Río: “Espléndido de léxico, profundo en topografía popular y celos en nutrir como un caudal inmenso la dialéctica indígena, mantiene en sus pláticas la pintoresca charla y el donoso palique aldeano. Es notoria la excepcional competencia lingüística y la fecunda variedad de giros, valientes e inéditos, diseminados a mansalva en sus producciones hasta formar un compendio de folklore, del que no podrán prescindir ni el etnógrafo ni el filólogo”.
Tras su muerte en 1947, el Ayuntamiento acordó dar su nombre a una de las calles de la ciudad. Gracias a la iniciativa del editor de Cantabria Tradicional, Ramón Villegas, se reeditó su obra Escenas cántabras, que tuve la oportunidad de entregar a su hija, Angelines Alcalde, fallecida a los 103 años en 2008, persona entrañable a la que visité con frecuencia en la residencia de la tercera edad donde pasó sus últimos años.
Analizo a continuación dos hechos que tenemos que lamentar sobre el trato de Torrelavega hacia esta figura emblemática de nuestra historia.
En 2001 se instaló en el corazón de la calle Serafín Escalante –el joven malogrado de Viérnoles que pudo llegar a sabio como Menéndez y Pelayo- y enfrente mismo del Mercado de Abastos una reproducción en bronce del Ara del Dobra, descubierta en 1925 por Hermilio Alcalde del Río y cuyo original se encuentra en el Museo de Prehistoria y Arqueológico de Cantabria. Se trata del ara al dios Erudino que fue colocada como ofrenda en el monte Dobra, y que data del año 399.
Estaba dedicada a un dios, Erudinus, a quién se rendía culto desde la cima del pico Dobra, en Torrelavega, donde se encontró este ara con una inscripción fechada en el año 399 cuando reinaba Teodosio I el Grande. Teodosio, mediante el Edicto de Tesalónica, convirtió al cristianismo ortodoxo en la religión oficial del Imperio. El ara original esta en el Museo de Prehistoria y lo que ahora se ha retirado es la reproducción en bronce, en la que se puede leer perfectamente la inscripción en latin “…Cornelius, aldeano de Auniganium, dedico este ara al dios Erudino el X de las Kalendas de Agosto, siendo cónsules Manlio y Eutropio…”
Diez años después -avanzado el año 2011- este monumento situado en la calle Serafín Escalante, junto a la Plaza de Abastos, fue levantado de este lugar –una calle céntrica muy transitada y al alcance, por tanto, de visitantes- para ser trasladado a un lugar de la periferia. Desde entonces el Ara del Dobra que recuerda no solo historia sino la ingente labor de investigador de uno de nuestros grandes como fue Hermilio Alcalde del Río, se encuentra en una zona periférica de la ciudad, lejos de concitar el interés ciudadano que ofrecía su primitiva ubicación.
En su lugar se instaló un banco de cemento y madera presupuestado en 3.700 euros. Se trata de un ejemplo de alguna de las muchas estupideces que se han hecho en la ciudad aun estando en juego, como en este caso, el recuerdo de un hito de historia de los orígenes de la villa y ciudad y de su entorno geográfico, con el monte Dobra como permanente vigía del acontecer.
José Ramon Saiz calificó esta decisión de lamentable al afectar a un símbolo de nuestra identidad –nada menos de una antigüedad de más de 1.700 años- y por afectar a la personalidad de don Hermilio Alcalde del Río. No recuerdo ahora si llamé ignorantes a quienes hicieron tal felonía, aunque si afirmé que ya era bastante lamentable que en un acto institucional en el Ayuntamiento de Torrelavega no acudieran representantes políticos (actualmente son seis los grupos políticos) salvo José Luis Urraca que presentó el acto. Al menos podían haber asistido los “inductores” de levantar el monumento al Ara del Dobra de la calle Serafín Escalante para que conocieran un poco a gran dimensión humana e intelectual de don Hermilio.
Finalmente en 2003 la Consejería de Cultura dio su nombre a la Casa de Cultura de Torrelavega. Pero la decisión no se ha hecho efectiva si acudimos a esta dependencia del Gobierno de Cantabria. Me pregunto por las razones sobre la decisión de no ejecutar una decisión que merece todos los respetos y que es justa con la figura de don Hermilio.
Hermilio Alcalde del Río fue Académico de la Real Academia de la Historia desde 1915 hasta su muerte en 1947. Tengo el alto honor de sucederle –a partir de 2008- como académico, afirmó José Ramón Saiz, unidos a quien lo fue a finales del siglo XIX hasta su muerte, en 1902, Gregorio Lasaga Larreta.
Retiran la reproducción en bronce del Ara del Dobra para poner un banco circular en su lugar
En 2001 siendo alcalde Francisco Javier López Marcano se instaló en el corazón de la calle Serafín Escalante –el joven malogrado de Viérnoles que pudo llegar a sabio como Menéndez y Pelayo- y enfrente mismo del Mercado de Abastos una reproducción en bronce del Ara del Dobra, descubierta en 1925 por Hermilio Alcalde del Río y cuyo original se encuentra en el Museo de Prehistoria y Arqueológico de Cantabria. Se trata del ara al dios Erudino que fue colocada como ofrenda en el monte Dobra, y que data del año 399.
Estaba dedicada a un dios, Erudinus, a quién se rendía culto desde la cima del pico Dobra, en Torrelavega, donde se encontró este ara con una inscripción fechada en el año 399 cuando reinaba Teodosio I el Grande. Teodosio, mediante el Edicto de Tesalónica, convirtió al cristianismo ortodoxo en la religión oficial del Imperio. El ara original esta en el Museo de Prehistoria y lo que ahora se ha retirado es la reproducción en bronce, en la que se puede leer perfectamente la inscripción en latin “…Cornelius, aldeano de Auniganium, dedico este ara al dios Erudino el X de las Kalendas de Agosto, siendo cónsules Manlio y Eutropio…”
Diez años después, este monumento situado en la calle Serafín Escalante, junto a la Plaza de Abastos, fue trasladado, finalmente, a Sierrapando. El alcalde Ildefonso Calderón ordenó el traslado a pesar del significado del monumento y la necesidad de que el mismo quedara instalado –como así se había hecho en su momento- en una calle céntrica como la de Serafín Escalante. Desde entonces el Ara del Dobra que recuerda no solo historia sino la ingente labor de investigador de uno de nuestros grandes como fue Hermilio Alcalde del Río, se encuentra en una zona periférica de la ciudad, lejos de concitar el interés ciudadano que ofrecía su primitiva ubicación.