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La avispa asesina extiende su poder exterminador por toda la comunidad

EL MUNDO CANTABRIA acompaña a un grupo de apicultores voluntarios de Suances y Los Corralesen su desesperado intento por salvar un colmenar infestado por la voraz especie asiatica, la velutina que quiere comerse Cantabria

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20-09-2015

©El Mundo Cantabria/ELENA TRESGALLO SANTANDER
Tienen cara de ser las malas de la película y lo son. Poseen un cuerpo robusto; su pintura de guerra es el naranja, el amarillo y el negro, y escupen una ponzoña letal para sus víctimas aladas, también peligrosa para el ser humano. La avispa asiática velutina amenaza la pervivencia de una especie vital para el planeta, la abeja común, y se ha instalado en Cantabria para comérsela.

Durante este verano se han localizado ataques planificados a colmenares en numerosos puntos de la región, de oriente a occidente. Los apicultores y los profesionales de emergencias reclaman más medios para contenerlas.


Para comprobar su ataque letal y la amenaza que suponen, EL MUNDO CANTABRIA ha acompañado a un grupo de apicultores voluntarios y ha sido testigo directo de su infructuosa lucha por salvar de una muerte segura un colmenar atacado por la velutina en Los Corrales de Buelna. Armado con una raqueta eléctrica Isaac Ortiz, apicultor de intervención de los Bomberos Voluntarios de Suances y Protección Civil, trata de parar lo inevitable, el ataque mortal de una avispa velutina a sus abejas heridas de muerte. Las mata a raquetazo limpio, una a una, pero siempre vienen más en sustitución de su compañera.

El avispón es como el malo de Terminetor parece no morirse nunca. El golpe del apicultor ha sido contundente, pero el caparazón negro y namarillo del bicho es un arma más poderosa que el caza moscas gigante de Isaac. Cuando, por fin la remata aparece otro ejemplar idéntico para acabar el trabajo iniciado.


Isaac Ortiz y Roberto Mantecón son dos apicultores veteranos de Los Corrales de Buelna que forman parte del grupo de intervención de Suances para eliminar nidos de avispas comunes y abejas en edificios. Solo este verano, este equipo vinculado a la Asociación de Bomberos Voluntarios y Protección Civil de la villa marinera ha realizado más de setenta intervenciones comunes.


El colmenar atacado –instalado en una vieja explotación familiar de apicultura– servía hasta ahora de refugio para recuperar las abejas rescatadas por este grupo de zonas urbanas. Sin embargo, hace dos meses llegó la velutina y ha matado a casi todas las abejas. «Teníamos 12 colmenas y apenas quedan dos vivas», relatan con impotencia. Las supervivientes no salen del panal «porque las cazan», explican. De hecho, nos muestran como ni siquiera se mueven o pican cuando abren los panales. «Están demasiado asustadas y debilitadas », argumentan. Roberto Mantecón no había visto nada parecido. Su padre le contagió a él y su amigo Isaac su pasión por la apicultura hace muchas décadas. «Claro que tienen enfermedades pero no habíamos visto algo así en cuarenta años», dicen.


A su experto juicio, el problema es «muy grave», no solo por la fortaleza de esta especie sino por la dificultad de localizar los nidos en el ámbito rural. La explotación está en la ladera de un monte y la guarida de la reina exterminadora puede estar en cualquier parte, son una auténtica aguja en un pajar para el equipo.


Mientras Isaac da raquetazos a diestro y siniestro a los inexpugnables avispones, dos voluntarios equipados del grupo de Suances renuevan trampas a base de vino blanco y cerveza en una especie de botellas embudo. La cosecha que sacan no es muy próspera, apenas una docena de bichos han caído y no todos son velutina, también cazan cabro y avispas comunes.


Acaba el verano y la avispa asiática tiene prisa por cosechar proteínas e invernar, pero el problema es que no lo hace en el lugar de referencia. «Aunque encontremos el nido, la reina suele abandonarlo» y funda otro. Mientras los apicultores describen los estragos de la velutina en sus panales y la dificultad para darles caza, un nuevo ejemplar gigante acecha la explotación.


Paso a paso, como si fuera un ritual guerrero, el avispón marca el territorio restregando su abdomen en la colmena para impregnar su olor en ella. «De esta forma avisa a sus compañeras de que hay comida», describen. Acto seguido, la avispa sobrevuela la entrada a la colmena, de forma similar a un helicóptero posado en el aire a la espera de su objetivo.

En pocos segundos, la obrera consigue cazar al vuelo a una abeja y la tronza con sus pinzas. «Dicen que cada ejemplar es capaz de matar 400 abejas», reflexionan los apicultores, tras contemplar una y otra vez la cruel escena de la naturaleza. En el suelo del colmenar se aprecian montones incontables de abejas muertas y mutiladas por la velutina.

 

EQUIPO DE INTERVENCIÓN

El equipo de intervención apícola está formado por apicultores y personal formado pertenecientes a la Asociación de Bomberos Voluntarios y Protección Civil de Suances. El grupo se especializó en este tipo de intervenciones, hace tres años, tras «recoger el testigo» del desaparecido apicultor suancino Isidoro Sainz, que retiraba los nidos de avispa común y abejas. En la actualidad, es Gerardo Meñaca quien está al frente del equipo y la Agrupación de Protección Civil y Bomberos de la villa que, recientemente, ha sido dotado con trajes especiales para intervenir a esta especie.


«Los trajes comunes no están preparados para esta avispa», explica Meñaca. El tamaño del aguijón de la asiática sobrepasa los ocho milímetros y la toxina que escupe puede dañar la piel y los ojos, si uno no va bien protegido. Es por ello que el Ayuntamiento de Suances ha dotado con dos trajes especiales a sus voluntarios, cuyo presupuesto supera los 2.000 euros. «Se están dando casos con cierta frecuencia y consideramos oportuno dotar a la agrupación de los medios propicios para combatir la amenaza» aclara su alcalde, el socialista Andrés Ruiz Moya. Aunque la velutina acaba de hacer aparición en su costa, la prevención y los antecedentes de otras regiones como Galicia aconsejan ser precavidos.


Desde la agrupación local se considera «fundamental» el que el Gobierno Regional ponga los medios y protocolos para acabar con la especie y que se trabaje «conjuntamente », entre cuerpos profesionales y voluntarios para atajar este problema medioambiental «de primer orden», opina Meñaca.


PROTOCOLO
La Consejería de Ganadería, Medio Rural y Protección Civil ha prometido ya una actuación contundente contra la avispa asiática. Así lo afirmó el consejero del área, Jesús Oria, tras una reunión con profesionales del sector apícola muy preocupados por la extensión de esta especie voraz de avispa en Cantabria. De hecho está previsto que, esta misma semana, se puedan aportar algunos datos sobre el numero de nidos localizados y la penetración de la especie en la región, de cara a evitar la amenaza existente de plaga.


Las direcciones generales de Ganadería, de Medio Natural y de Protección Civil del Gobierno de Cantabria, –las dos primeras dependientes de la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación, y la tercera de la de Presidencia y Justicia– preparan ya, según anunció el propio Oria, un protocolo de actuación contra esta especie.


El objetivo de este plan, ya en marcha, es forjar un frente común para expulsar a esta especie en la región. Para ello, se aboga ya por alcanzar la mayor «coordinación posible» en aras de una «superior eficacia», ya que se requiere una intervención «interdisciplinar », según subrayó el responsable regional de la Consejería de Medio Rural.