Nacho Duato de vuelta a sus raíces y a casa, como considera al Palacio

Por LEANDRO MATEO
Titular: NACHO DUATO, DE VUELTA A SUS RAICES Y A CASA, COMO CONSIDERA AL PALACIO
Actuación: COMPAÑÍA DE NACHO DUATO
Género: Ballet contemporáneo
Dirección: Nacho Duato
Programa: “Jardi Tancat (Jardín cerrado); “Duende” y “Na Floresta” (En el bosque)
Sala: Argenta (Palacio de Festivales)
Crítica: El FIS, Santander mismo, la cultura sin duda, se sienten, en día festivo, al recibir en el escenario del Palacio de Festivales a, Nacho Duato y su compañía de ballet contemporáneo.
Tras dirigir el Teatro Mijailovski de San Petesburgo, Y Saatsballet de Berlín, ha montado su propia compañía, principalmente para poner en valor propio, sus coreografías, que le proporcionaron a la fama. Y a ser considerado, además de uno de los grandes bailarines del mundo, un creador inigualable.
Concretamente a la presente edición de un festival, una de sus catapultas al estrellato mundial, pondrá en escena, la considerada como su ópera prima coreográfica, “Jardi Tancat” (1983), estrenada cuando era figura del, Neederlands Dans. Inspirado en un jardín, posiblemente de su valencia mediterránea, con fondo de canciones de María del Mara Bonet con letra de escritores en catalán. Siendo las otras dos creaciones “Duende (1991) y “Na Floresta” (1990), igualmente del Duato, máximo aportador a la danza, desde la implícita defensa de la naturaleza.
Con un elenco seleccionado a gusto y manera del director del elenco; en la Sala Argenta hemos vivido ese tipo de perfección en la danza, a través del brillante engranaje de toda la compañía. Con parejas que hacen de la danza contemporánea, algo más que baile y ritmo.
En “Jardín Cerrado” la expresión del amor, por medio de su banda sonora, a cargo de la Bonet. Haciéndonos llegar el olor a salitre, mezclado con el leve rocío, de los campos mediterráneos en la mañana. Mientras que la danza nos va mostrando los diferentes estados de ánimo de los personajes en el duro desarrollo del campo, suavizado por los atractivos del amor. Todo ello, expresado a través del movimiento, nos aporta la lluvia y el viento.
“Duende” responde, como queda reflejado, al gran atractivo que Duato siente por la naturaleza, que le es cercana. En este caso acepta en su creación, la participación de alguien admirado. Concretamente el gran Debussy, un espejo constante de la expresión de la naturaleza, que sirve para que el coreógrafo valencianos se mueva como pez en el agua desbordando toda su creatividad.
Finalizando con “Na Floresta”. Seguimos y finalizamos con la naturaleza, ahora en un bosque. Dando el salto al “Charco”. Nos encontramos en ese bosque interminable, hacedor de vida, que es el Amazonas. Rodeado el espectáculo, con la música de Heitor Villa- Lobos, compositor brasileño, bandera del sinfonismo del Brasil. Empleando de forma intermitente, el rico folclore de la zona, en una creación coreográfica, en su tiempo, con grandes y diferentes motivaciones escénicas.
Para finalizar esta reseña, digamos que esta presencia de Nacho Duato en el escenario de la sala Argenta, se produce a modo de hijo prodigo. Cuando se contabilizamos una década, desde su marcha de España, para resolver empeños, en grade teatros del extranjero, ha formado compañía, tras la búsqueda de artistas jóvenes de la danza, formados, la mayoría en su escuela, el “Nacho Duato Trainee Program” de Madrid. Su presencia en el Fis, rememora sus grandes veladas, en un teatro que ha calificado de mágico. Al que fue el primero y casi el único, que abrió al público la cristalera del fondo del escenario para obtener de la Bahía una escenografía para sus ballets.