SOBRE LOS FUNCIONARIOS
Por ENRIQUE ARIAS VEGA
Si vemos cómo los tratan los políticos, los funcionarios sirven para bien poco, pese a ser la columna vertebral de todo el sistema administrativo.
En España existen 2,6 millones de trabajadores públicos, poco más de la mitad de ellos funcionarios. Y son sistemáticamente maltratados, objeto de recortes salariales en cuanto se descuidan y con una fama negativa que no se corresponde a su dedicación. Baste ver que su número es muy inferior al de otros países europeos pese a que mantienen la misma actividad que sus colegas extranjeros.
En la actualidad tenemos 1.212 asesores en los altos puestos de la Administración designados por amiguismo, compadrazgo o enchufe, más que por cualidades o méritos que en la mayoría de los casos se desconocen por inexistentes. En los dos últimos años se han incrementado un 41%. En eso también nos diferenciamos de los países de nuestro entorno, que dejan reposar la Administración en el funcionariado de oficio, en vez de ponerla en manos de recién llegados sin oficio ni beneficio.
En los países de cultura anglosajona, por ejemplo, los “civil servants” permanecen en sus cargos, desde el último al primero, cuando hay una remodelación ministerial, mientras que aquí se arrambla con todo el mundo para poner en su lugar a los paniaguados de turno, quienes para ocultar su ignorancia se traen los asesores de que hablábamos.