Diario Digital controlado por OJD

A debate en Cantabria24horas.com

Las últimas horas de Manolo Preciado relatadas por su viuda Arancha

Enviar a un amigo

La Nueva España publica hoy esta información sobre las últimas horas del entrenador cántabro, un ídolo para la afición del Sporting de Gijón. La imagen es elocuente: Manuel Preciado, en El Molinón, dedica el ascenso a su hijo Raúl y a su primera mujer, Puri, ambos fallecidos.

Una llamada inesperada a la una y veinte de la madrugada de ayer sobresaltó al doctor Maestro. Los años de experiencia como facultativo alarmaron al jefe de los servicios médicos del Sporting. El nombre de Arancha, la mujer de Preciado, parpadeaba en la pantalla iluminada y a Toño Maestro se le aceleró el pulso antes de darle a la tecla verde. Al otro lado del aparato, la voz familiar pedía ayuda desesperadamente. Manuel Preciado yacía derrumbado con evidentes síntomas de sufrir un accidente cardiaco en el apartamento de Bega de Mar, El Perelló, en el término municipal de Sueca (Valencia). Maestro le recomendó que llamara al SAMUR de inmediato. Pero ya era demasiado tarde.

La muerte de Manuel Preciado Rebolledo (Astillero, Cantabria) sacudió los cimientos del fútbol español y sumió al sportinguismo en un profundo dolor. Fue un golpe inesperado, directo a las entrañas de la multitud de amigos que este cántabro universal había cultivado a lo largo de su vida. Manuel Preciado es un gijonés que nació en Astillero y se crio en el barrio pesquero de Santander.

El funeral por su eterno descanso, que se prevé multitudinario, se celebrará esta tarde (16.30 horas) en la iglesia parroquial de los Padres Franciscanos en el barrio de Perines en Santander. La misma en la que Preciado despidió a su padre y a su hijo Raúl. Antes, a la una y diez de la tarde, sus restos mortales partirán del tanatorio de El Alisal (Santander), donde descansan desde su llegada anoche procedentes de Valencia (sala 4), con destino al cementerio de Ciriego, donde será incinerado.

La muerte le sobrevino a Manuel Preciado un día antes de ser presentado oficialmente como nuevo entrenador del Villarreal, club con el que había alcanzado un acuerdo para abordar el regreso a superficie del «submarino amarillo». Preciado, que fue entrenador del Sporting durante seis temporadas, comenzó a sentirse mal el pasado lunes. Lo que parecía un virus estomacal lo tumbó en la cama y hasta tuvo que aplazar el pasado martes la firma de su contrato con el conjunto castellonense.

El miércoles, Preciado compartió mesa y mantel con Fernando Roig hijo para ultimar los detalles del nuevo proyecto. Esa misma noche, hacia las once, ya alertó a su mujer, Arancha, de que se sentía mal. Antes incluso de llamar al doctor Maestro, Arancha telefoneó a Josep Alcácer, hombre de confianza y amigo de Preciado, que reside cerca del apartamento de la pareja, para que se desplazase hasta allí. Cuando llegaron la asistencia médica y la Policía Local no pudieron hacer nada por asistirlo. Manuel Preciado ya había exhalado su último aliento.

El cuerpo de Preciado fue trasladado al Instituto de Medicina Legal Anatómico Forense de Valencia, donde se le practicó la autopsia. Allí estuvieron su representante, Fermín Gutiérrez, y el presidente del Villarreal, Fernando Roig. Posteriormente se le derivó al tanatorio de Valencia, donde fue preparado el cuerpo y desde donde partió hacia las dos de la tarde en un coche fúnebre con destino a Santander. Allí lo esperaban su hijo Manu y su madre Ana, los supervivientes de una familia marcada por la tragedia. Un melanoma se llevó a su primera mujer, Puri, y pocos meses después su hijo Raúl perecía en un accidente de moto a la edad de 16 años. El penúltimo golpe fue la pérdida de su padre, arrollado cuando empujaba su propio coche.

Antonio Maestro pasó la noche en vela y a las siete de la mañana no aguantó más. Cogió el teléfono y comenzó a dar la noticia a la gente del club. La tragedia se propagó como la pólvora y las reacciones de dolor llegaron desde todas las latitudes. A pesar de la dureza con la que lo golpeó la vida, Manuel Preciado deja tras de sí una estela de optimismo y un millón de abrazos que fue repartiendo a todo aquel que quiso acercase a él.

Últimos A debate: