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LOS RESULTADOS EMPRESARIALES CAEN POR PRIMERA VEZ DESDE 2012

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LEEMOS EN EXPANSIÓN El Resultado Ordinario Neto de las empresas cae un 1% en los nueve primeros meses del año, lastrado por la "desaceleración generalizada" de la actividad. Los beneficios de las empresas caen por primera vez desde 2012, según el Banco de España, con una "desaceleración generalizada" de la actividad en todo tipo de sectores y tamaños de empresas y una cierta moderación de los salarios. Y esto, a su vez, está haciendo aflorar "vulnerabilidades financieras" entre las empresas, algo que no sucedía desde que comenzó la recuperación. El Resultado Ordinario Neto de las empresas recogidas en la Central Trimestral de Balances del Banco de España arroja un descenso del 1% en el acumulado entre enero y septiembre con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone el primer retroceso en los últimos nueve años. Hay que tener en cuenta que en los seis años anteriores, esta cifra había crecido un 13% anual, en promedio, por lo que se trata de un giro abrupto. Además, el descenso se observa todavía mejor si en lugar de tomar únicamente los datos acumulados, se tiene en cuenta la evolución por trimestres, ya que entre enero y marzo los beneficios seguían subiendo a un buen ritmo (9,4% anual) para entrar en negativo en el segundo (con un descenso del 3,3%, aunque la cifra acumulada hasta junio seguía siendo positiva) y hundirse ya con cierta fuerza en el tercer trimestre (5,4%). Así, se hace más evidente la mala evolución en los últimos meses registrados. Hay varios elementos que han influido en este deterioro de los beneficios. En primer lugar, la "desaceleración generalizada" de la actividad a la que aludió ayer el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, que habría provocado que el valor de la producción de las casi mil empresas no financieras incluidas en la Central de Balances se frenara al 0,3%, cuando los dos años anteriores crecía a un ritmo de en torno al 6%. Y esto mismo se trasladó hacia los proveedores de estas compañías, ya que los consumos intermedios rozan el estancamiento, con un 0,1%. Esto, junto con un descenso de las ventas y unos gastos de personal que siguen al alza (2,9%) ha llevado a un descenso del Resultado Bruto de la Explotación (1,6%). Sin embargo, si en los años anteriores se producía un fuerte alivio de los costes financieros (un ahorro medio del 7% en 2017 y 2018, tanto por la rebaja de los tipos de la deuda, como por el desapalancamiento de las empresas), ahora este descenso es más escaso (3%), lo que resta fuelle al Resultado Ordinario Neto (que cae un 1%). Además, el deterioro total, una vez aplicados los ingresos y gastos atípicos, es mucho más profundo, con un desplome del 44,5%, aunque estas cifras están aquejadas de una fuerte variabilidad. Esto se debe, por una parte, a que el resultado del ejercicio anterior estaba muy inflado por los ingresos atípicos de aquel año, mientras que las valoraciones a valor razonable de los activos en las compañías han sufrido ahora un notable recorte del 64,5%. Además, estos peores resultados están elevando las reticencias de las empresas a contratar, al tiempo que las subidas salariales empiezan a ser cada vez más moderadas. En concreto, el número de trabajadores creció un 0,6% entre enero y septiembre con respecto al mismo periodo del año anterior, en tasas similares a las de meses anteriores, pero muy inferiores a las de 2018 (2%). Y, al mismo tiempo, las remuneraciones medias que comenzaron el año con fuerza, impulsadas por el incremento del salario mínimo en enero (con un alza del 2,5% en el primer semestre) se empiezan ya a frenar al 2,2% entre enero y septiembre. Y el 33% de las empresas está reduciendo ya su masa salarial, frente al 31% que lo hacía en 2018. Vulnerabilidad financiera Por otra parte, esta caída de los beneficios ha hecho aflorar una fuente vulnerabilidad que parecía olvidada tras los problemas surgidos durante lo más duro de la crisis: la deuda corporativa. Según el informe más del 14% de la deuda de las empresas está en manos de sociedades cuyos beneficios son inferiores al coste de los intereses financieros, tres puntos más que el año pasado y el primer aumento desde 2013. Aunque es cierto que la situación es menos preocupante que hace unos años por la mayor disponibilidad financiera, el hecho de que crezca la deuda en manos de empresas vulnerables cuando los tipos de interés se sitúan en mínimos históricos (2%) ilustra la escasa rentabilidad de muchas actividades. Con todo, sólo el 4% de los empleados trabaja en estas compañías, lo que implica que los riesgos para el conjunto de la economía están acotados.

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