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Endometriosis: De benigna, nada. (Segunda Parte)

Llamé a un médico amigo, al que apodan Doctor House. Él me orientó y así dí con el mejor ginecólogo de Arequipa, que aunque no es especialista en Endometriosis Profunda, es el médico más compasivo que he conocido.

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Endometriosis: De benigna, nada. (Segunda Parte)
15-03-2023

 

 

Cuando me divorcié y tomé un seguro privado de salud, entré a la sección de ginecología de una clínica limeña pensando que ahí pasaría mis días y mis noches, como siempre. Pedí una ecografía completa, mientras planeaba cómo enfrentar la maldición de enfermedad sin el hospital que se fue con el exmarido y sin el único médico que supo tratarme. No hay nada señora, todo está perfecto, dijeron y  me quedé helada. ¡Milagro!, dijo mi papá feliz, y quizá su agnosticismo terminó ese día. A lo mejor se trató simplemente del resultado del estupendo trabajo de Dante, el médico que me había visto hasta entonces y que me había operado de Endometriosis tres veces.

Poco después, tuve lo que la medicina llama “menopausia precoz”, quizás por tanto tratamiento de fertilidad que tuvo usted, señora, dijo un ginecólogo cuyo nombre no recuerdo. Conozco mujeres a las que se les paran los pelos cuando escuchan la palabra “menopausia”, porque las hace sentirse requeteviejas. Yo casi lloré de alegría. Dante me había dicho que en general, la amenaza de la Endometriosis termina con la menopausia, a tiempo o precoz. Por fin, creí. Nunca más reglas dolorosas, nunca más el miedo a ese dolor indescriptible en cualquier momento del mes.  Por fin soy libre, pensé y erré.

A mediados del año dos mil dieciocho, volví a sentir unos dolores muy fuertes que me parecieron familiares pero me negué a reconocer. No puede ser. Yo estaba en Arequipa entonces. El dolor fue cada vez más frecuente hasta que un día, llegó y no se fue. Para entender, quizá, lo que una mujer siente cuando tiene Endometriosis Profunda, imaginen tener un cólico renal veinticuatro horas al día. Sin darme cuenta, repetí el patrón que siguieron mis papás cuando ellos estaban a cargo, empecé por el gastroenterólogo, porque no quería aceptar que el demonio había vuelto a mi cuerpo. Estómago e intestinos perfectos, me dijeron.

Fui a ver a un ginecólogo porque una neuróloga me había dicho que yo tenía “un nervio estrangulado en la zona pélvica”. El hombre me miró con una mezcla de lástima y susto, ¿operada tres veces por Endometriosis? Señora, lo más probable es que tenga usted Endometriosis Profunda, eso es un dolor de cabeza, una cosa muy seria... Después me revisó en su camilla, porque las mujeres con Endometriosis Profunda somos una enciclopedia con patas para los médicos sin ética. A los médicos sin ética ni compasión no les importa la vergüenza que una sienta, ni el dolor inenarrable que su impericia pueda causarnos. Yo no puedo hacer nada, señora. Creo que su Endometriosis ha tomado los intestinos. Y si usted no puede resolverlo ¿para qué me revisó?, pensé muda. Pareció leer mi mente y empezó a hablar de un médico muy famoso en Italia, otro en Argentina, es una cosa muy compleja, un dolor de cabeza, señora...

¿Cuántos espéculos son suficientes en la vida de una mujer para que ella diga basta? ¿Cuántos espéculos le conceden el derecho a refugiarse en un llanto de niña? ¿Cien?¿Trescientos noventa? ¿Y cómo los cuenta una, si el sacacorchos ardiente que nos taladra por dentro se está estrellando contra el espéculo? Salí de ese consultorio con el nombre del médico peruano especialista en Endometriosis Profunda (atiende en Lima). Me puse a llorar en la calle frente a todo el mundo y recordé lo que Dante me había dicho una vez: un porcentaje mínimo de mujeres hace Endometriosis sin regla.

Llamé a un médico amigo, al que apodan Doctor House porque es un campeón. Él me orientó y así dí con el mejor ginecólogo de Arequipa, que aunque no es especialista en Endometriosis Profunda, es el médico más compasivo que he conocido, el más empático y el mejor. Me dio dos analgésicos sublinguales y sólo me revisó cuando hicieron efecto, y aún así, lloré en la camilla. Ordenó un montón de pruebas y confirmó, Endometriosis Profunda, el pequeñísimo porcentaje de mujeres que la hace sin tener la regla, me incluyó. La Endometriosis es un demonio que revive y se mata a una mujer de dolor, aunque la deja viva, porque es benigna.

Vamos a intentar un tratamiento, me dijo el mejor ginecólogo que he conocido y eso hicimos por un poco más de tres meses. Tomé mil medicamentos. Al mes, el dolor menguó un poco. Cuando suspendimos la medicación, el dolor volvió. La última vez que me revisó, lo hizo después de ponerme una inyección analgésica y pese a ella, lloré.

Pedí una cita con el especialista peruano en Endometriosis Profunda y viajé a Lima.

 

Úrsula Álvarez Gutiérrez

Santander, marzo del 2023

www.amoramares.works

Imagen: Blog Mitos y verdades sobre la endometriosis.

 

Artículos anteriores:

https://www.cantabria24horas.com/noticias/endomarch-para-visibilizar-la-endometriosis/92536

 

https://www.cantabria24horas.com/noticias/endometriosis-de-benigna-nada-primera-parte/92587?fbclid=IwAR2ZU-0I_i0PZbz6jcZ3cMPuvSL7mPSKMivQUF59DJH_NmoEHyZQPWtlMYo

 

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