
Años ochenta: Tiempo de iniciativas sociales en Torrelavega
Por JOSÉ RAMÓN SAIZ
La década de los ochenta -al margen de las vicisitudes políticas- representaron para la ciudad un importante avance en la concienciación social. La crónica de los acontecimientos así lo pone de manifiesto. No sólo irrumpe con fuerza
Este VI volúmen de
En la primera etapa que abordamos, Manuel Teira sigue al frente de la alcaldía y de una Corporación que se puede definir como la de las pequeñas obras y los grandes proyectos, que como el de El Zapatón comienza a desarrollarse con viviendas sociales, servicios educativos, sociales y deportivos. Precisamente por no ejecutarse en los plazos prometidos, el alcalde de la transición, Carlos Monje, abandonaba su cargo de teniente de alcalde en esta Corporación pluripartidista, puesto que pasó a ocupar Francisco Cascón Soriano, conocido por el concejal descalzo.
En el periodo 1980-81 dos avances se producen en comunicaciones: se van culminando las mini-rondas después de años de promesas y se electrifica la línea ferroviaria entre Santander y Torrelavega, que permitió el incremento de servicios y la mejora de los convoyes. La autovía entre las dos ciudades continuó formando parte del debate reivindicativo, a la espera de las necesarias partidas presupuestarias que años después hicieron posible esta vieja aspiración ciudadana.
Son tiempos convulsos pero esperanzadores. No faltaron, por supuesto, las reivindicaciones laborales. La crónica de acontecimientos es larga, destacando la manifestación del 4 de abril de 1981 coincidiendo con conflictos en empresas como Sniace y Asturiana de Zinc. En aquellas semanas de abril-mayo fueron habituales las concentraciones de obreros reclamando mejoras salariales en sus convenios, algunas de las cuales terminaron con cortes de tráfico y enfrentamientos con las fuerzas de orden. En los inicios de 1984 –ya con Felipe González de Presidente- la situación laboral volvió a enrarecerse con la convocatoria de huelgas y encierros en distintas factorías, además de otros ámbitos como el del profesorado. La calle se movía y no tardaría en convocarse una huelga general.
En el ámbito deportivo no son años de gran relieve para
Otra jornada importante fue la del 9 de marzo de 1984 al iniciar sus emisiones Radio SER-Torrelavega, primera emisora privada que pasaba a competir con la estatal de Radiocadena, antigua Radio Juventud, fundada por Carmelo Oria en 1954. Para pilotar la emisora fue nombrado Guillermo Gallardo Gutiérrez, que al frente de un excelente plantel de jóvenes profesionales – entre otros, su director desde 2001, Fernando Uría- pusieron en marcha esta empresa radiofónica.
Entre las jornadas históricas que vivió la ciudad, destacamos la del 2 de julio de 1984 cuando los Reyes, Juan Carlos y Sofía, rindieron visita oficial con una brillante recepción en el Boulevard donde se congregaron varias miles de personas. Se trataba de la primera visita oficial como Reyes –la única hasta la fecha- durante la cual don Juan Carlos recibió el título de Alcalde Honorario de manos del primer regidor, Manuel Rotella. Desde el balcón del Ayuntamiento, el Rey se refirió a que “en este fértil valle cántabro vengo a saludar y abrazar todo cuanto representa y sostiene vuestra comunidad: la voluntad en el trabajo, el mantenimiento de haciendas y estirpes familiares, las tradiciones religiosas, la cortesía que os es proverbial y, sobre todo, la unión ante el futuro (...)”.
Apenas cuatro meses después de la visita de los Reyes, el alcalde Rotella presenta su dimisión irrevocable, tras dieciocho meses de gestionar los intereses locales con una crítica contestación desde algunos sectores ciudadanos y en el seno de su partido. Las diferencias con la cúpula socialista –teniendo por medio su participación accionarial en el privatizado Alerta- provoca su marcha, siendo sustituido por un político del aparato regional y local: José Gutiérrez Portilla.
Otros dos acontecimientos no pasaron desapercibidos: el relevo de Pepín del Río al frente de los Garcilasos, batuta que recoge Lorenzo Morante, mientras que en
Varias biografías evocamos en este sexto volumen: la del teniente general del Ejército del Aire, Alejandro García González, que en tiempo de paz llegó a tan alta graduación que sólo ostentaron, en el siglo XIX, los militares del Ejército de Tierra, Ramón de Castañeda y Francisco de Ceballos; el bodeguero y anticuario, Pablo Maestre Escudero, con su negocio de El Cosechero y sus llamativos relojes de pesa y, por último, el artista Pedro Lázaro Baruque, polifacético hombre de arte e ingenio.
Con la llegada del año 1985. la ciudad alcanza una población cercana a los 58.000 habitantes, con una tasa de actividad del 29,5 por ciento, una de las más bajas de España. En la que venía siendo capital industrial, el paro ascendía a 7.000 personas, entre ellos numerosos jóvenes. La radiografía económica era la siguiente: mientras tan solo un dos por ciento de torrelaveguenses se dedicaban al sector primario (agricultura y pesca), un 53 por ciento lo hacían en la industria y un 45 por ciento en los servicios. Los datos, en general, señalaban que para una población de 58.000 personas, 15.000 se encontraban en activo, de las que 13.000 eran varones y 2.000 mujeres.
Estos y otros acontecimientos formaban parte de la vida local de estos años marcados por lo social, que con sus retos e iniciativas iremos desgranando en el siguiente volúmen.
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