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El debate regionalista en los inicios del siglo XX

Por JOSÉ RAMÓN SAIZ

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Hace ochenta años el Ateneo de Santander organizó a través de su sección de Ciencias Morales, un gran debate sobre el hecho regional y el papel que correspondía protagonizar a Cantabria dentro de las insistentes demandas autonomistas de catalanes, vascos y gallegos, principalmente. Por su tribuna pasaron importantes personalidades de la vida cántabra, ofreciendo distintos puntos de vista que analizadas desde la perspectiva de hoy, ponen de manifiesto que frente a opiniones que se escuchan con frecuencia sobre una supuesta artificialidad de la autonomía de Cantabria, ya entonces se defendía con insistencia la petición de un Estatuto de Autonomía y la aplicación en La Montaña de un concierto económico.De las reflexiones de ese tiempo sobre el futuro regional de La Montaña/Cantabria, vamos a personalizar las posturas a favor y en contra en dos destacadas figuras: la del político conservador Santiago Fuentes Pila, que fue diputado nacional por la Agrupación Regional Independiente, y la del periodista y poeta José del Río Sainz, el popular Pick, director de La Atalaya (1893) y desde 1927 de La Voz de Cantabria, partidario a ultranza de Castilla.

              De Santiago Fuentes Pila nacido en Villasevil de Toranzo (1893-1969), podemos afirmar que fue tan intensamente regionalista como conservador, lo que demostró en sus intervenciones en a las Cortes de la República en la que destacó por unas condiciones de oratoria extraordinarias.  

             Tanto en su conferencia del Ateneo -como en la que impartió en Torrelavega en las últimas semanas de 1923-, Santiago Fuentes Pila fue presentado como “propagandista del regionalismo y entusiasta montañés”, declarándose partidario de la autonomía, al tiempo que  se posicionó con reiteración frente a quienes argumentaban lo contrario, influido por la llamada “revolución Riverista” (en alusión al dictador Primo de Rivera) que defendía una España como  confederación de regiones para aislar a centralistas y separatistas. Este resumen corresponde a las tesis del conferenciante en base a los textos aparecidos en la prensa:  

              1.- La denominación. Fuentes Pila consideraba arbitraria la denominación de Santander; tampoco aceptaba la de La Montaña, defendiendo el nombre de Cantabria, por ser “su título de tradicional abolengo”.

              2.-  Sobre su territorio.  Frente a quienes se referían a la pequeñez de Cantabria, Fuentes Pila contestó que hay cantones suizos más pequeños, ricos y florecientes, y que también es menor Vizcaya.

              3.- La identidad. El que fuera diputado de derechas de la República afirmó que “Cantabria es una real y actual región, definida por su alma colectiva que transciende a la actividad de su régimen social, a sus costumbres y a su arte, engendrando en sus hijos la conciencia de su propia y distinta personalidad”.

              4.- En relación a los lazos con Castilla. Fuentes Pila señaló que “nuestra tierra nativa, unida en el pasado por vínculos histórico-políticos al estado castellano, puede y debe romperlos en el presente, porque así lo exige su progreso”.

              5.- Personalidad propia. Destaca en este apartado que “mirando a nuestra presente necesidad y realidad económico-social, industrial, minera, pesquera, forestal y agropecuaria de los pueblos castellanos, cumple sea reconocida nuestra tierra como una región distinta e independiente".

              6.- Territorio. Indicó Santiago Fuentes Pila dentro de sus criterios sobre la autonomía cántabra,  que la región a constituir “debe comprender bien solo a nuestra actual provincia, o a lo sumo, algún agregado de tierras de índole semejante”. 

               En las páginas de La Atalaya, periódico que dirigía en 1923 José del Río, se manifestó contrario a las tesis de Fuentes Pila al defender el destacado periodista el carácter castellano de nuestra tierra y hacer mención a su pequeño territorio como a la conveniencia de los intereses del puerto de Santander al que definía como de Castilla, tesis ésta a la que Fuentes Pila replicó con esta reflexión: “los castellanos lo utilizarán si les conviene, así como mientras sea el más cercano y económico, no siendo este último el caso, por lo cual dan salida a sus productos preferentemente a través de Bilbao”. Esta polémica terminó con un reto de Fuentes Pila a un debate en el mismo Ateneo que no llegó a celebrarse.  

             La defensa de ideas correspondió a un destacado número de políticos e intelectuales de los inicios del siglo XX. Hemos elegido a Fuentes Pila por representar una ideología que en lo político se situó más a la derecha, que es en la que coinciden en sus propuestas más generales quienes aun defienden la integración de Cantabria en Castilla, en cuyo debate únicamente aportan datos negativos que, a su juicio, serían automáticamente positivos si se hubiese optado por una provincia de Santander –que no Cantabria- en Castilla. A quienes con tanta insistencia defienden esta propuesta, habría que recordarles dos cuestiones: la primera, que formando parte de Castilla, el ferrocarril Santander-Mediterráneo se inició pero nunca se acabó; por otro lado, sobre la Autovía de La Meseta el tramo de Cantabria -con muchas más dificultades orográficas- se finalizó hace dos años, mientras que las obras en Palencia se inauguran hoy. Castilla fue parte sustancial en la construcción de España y, sin embargo, su peso político ha sido siempre escaso. Y a los hechos me remito, aunque se pueden ofrecer muchos más ejemplos. 

             Celebrado, un año más el Día de las Instituciones, reiteramos la necesidad de fomentar el conocimiento de nuestra historia, teniendo siempre presente aquella acertada frase de Menéndez y Pelayo: "pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte". 

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