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El turismo es un gran invento II

Por Alfonso del Amo Benaite

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El turismo demanda para su habitual desarrollo de otras industrias de cuya actividad se nutre. La industria agroalimentaria coloca ahí una notable parte de sus productos, lo mismo que la industria del frio, tanto medioambiental como de conservación, mientras que la significativa industria textil española fabrica para los hoteles tanto sabanas como almohadas, como las dotaciones que se necesitan en mantelería y uniformes.

Estos casos concretos no son los únicos, el impulso tanto a la actividad comercial como a la cultura son evidentes. Los comercios españoles son lugares habituales para la actividad turística, en donde sobresalen los compradores chinos con un gasto medio por compra de 924 euros, seguido por los mexicanos con 712 euros o los estadounidenses con 548 euros por cada compra, sin olvidar la importancia de japoneses y rusos con un gasto de 536 y 407 euros respectivamente en unas compras que tienen como principales partidas la adquisición de ropa, el 59 % del total o la joyería que supone otro 15 %.

La presencia de los visitantes extranjeros en el circuito cultural español es también más que visible como acreditan los propios datos del Reina Sofía con un 65 % de visitantes extranjeros  sobre un total de cuatro millones y medio, o los del Museo del Prado en donde el 58 % de los tres millones y medio de visitantes anuales son foráneos.

Pero no son únicamente estas magnitudes económico empresariales que he señalado la particular realidad, el turismo aporta intangibles a la Nación del que nos beneficiamos tanto españoles como empresas que salen al exterior, comenzando por la imagen de marca País que trasmiten nuestros visitantes y haber convertido hermosísimo español en el segundo idioma de comunicación mundial.

De todas estas aportaciones del turismo a la realidad socio / económica española, se expande al resto de actividades aunque no se encuentren vinculadas al sector, pues las personas que trabajan y tienen sus ingresos por medio del mismo son los que luego consumen ropa, calzado, automóviles o cambian la cocina de su casa.

La inversión que el Gobierno de la Nación, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos realizan para que formen parte de la oferta turística  es algo de lo que nos beneficiamos los españoles como  usuarios de las mismas, pues nosotros utilizamos también los aeropuertos, las autovías y todos los espacios dedicados a la visita turística.

Así que téngase mayor atención, respeto y háblese con más conocimiento y menos superficialidad de un sector muy  importante en la economía nacional, que se relaciona e impulsa otras muchas actividades profesionales y que es más, mucho más, que hamacas en las playas o limpieza en los aeropuertos y sobre todo, que la próxima vez que alguien nos vuelva con la cantinela de «Hay que cambiar el modelo productivo» nos explique como se hace, que es lo que hay que hacer y quién lo hará.

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