A UN POBRE MENDIGO
Por JOAQUÍN CUETO OTÍ
Porque “Los libros hablan, cuentan cosas, guardan las voces de los muertos”
Gustavo Martín Garzo
A UN POBRE MENDIGO
¡Pobre que pisas suelo polvoriento
para pedir limosna a un avariento!
Piensa que al poderoso, la avaricia
le convierte en un antro de inmundicia
que equivale a decir fangal de cieno.
¡Mendicante que respiras ruin polvo
y el orbe te rehúsa por ser estorbo!
aún siendo mendigo, eres más honrado
que quienes cacho de pan te han negado
con ademanes de felino torvo.
¡Pobre hambriento que vendes honradez
y caminas raudo hacia la vejez!
Mejor envejecer siendo honrado
que sin honra vagar acaudalado
por torcida senda, dando traspiés.
Dicen los clérigos, y con razón,
que los mendicantes mendigos son
mas lo son, solamente mientras viven
porque después de fenecer, reciben
de Dios en el Edén, santa bendición.
Hombres que en un fangal os revolcáis
y mujeres que al todo deshonráis,
la pobreza no es afrenta ni bajeza,
afrenta es sin duda la vil riqueza
si es conseguida con cuanto robáis.
Y concluyo mi hablar sobre mendigos
diciendo que hay pordioseros honrados
y opulentos cual bueyes descornados,
viviendo de sus riquezas cautivos.
¡Juzguen ustedes, lectores queridos!
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