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Alberto de Corral, un ingeniero polifacético

Por JOSÉ RAMÓN SAIZ

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Una figura importante a caballo de los siglos XIX y XX, fue el ingeniero de Caminos, Alberto de Corral Alonso de la Puente, de cuyo nacimiento se cumplen ciento cincuenta años. Persona  apasionante por su capacidad polifacética, destacó sobre todo por sus trabajos de ingeniero con obras públicas de trascendencia; sus aficiones por el automovilismo que le llevaron a matricular el primer coche de la Provincia de Santander -el S-1-, además de sus pasiones por los árboles y las plantas. Pero no se detuvieron ahí sus inquietudes ya que fue el descubridor de la segunda gruta de Altamira, en el discurrir de 1928. Se puede decir, sin errar, que Alberto de Corral ha sido una de esas personalidades que aportan estilo y contenido a una época, llenando con sus múltiples actividades la vida de una comunidad. 

 

Montañés y santanderino de adopción ya que nació en Briviesca (Burgos), el 27 de agosto de 1861, su vida comenzó a alcanzar protagonismo profesional cuando terminada, en 1887, la carrera de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos con el número uno de su promoción, realizó sus primeras prácticas -que se exigían antes de obtener el título- en el túnel de Guadarrama, del tramo de ferrocarril de Villalba a Segovia, entonces en construcción. Listo para el servicio activo, al no existir plaza de ingeniero disponible en la Jefatura de Burgos, solicitó una vacante en la de Santander, movido por la proximidad a su solar natal. 

 

Sus primeros contactos con Santander fueron alentadores, granjeándose muy pronto cierta popularidad y reconocimiento  social.  Uno de sus primeros amigos fue Isidoro del Campo, persona que alcanzaría un   gran relieve en Santander al asumir muy joven el cargo de presidente del Banco Mercantil, que se había constituido en 1899 por un grupo de comerciantes para competir con el Banco Santander.  La  amistad de Alberto Corral e Isidoro del Campo no vino por actividades profesionales, sino por compartir una afición: la de ser velocipedistas.

 

Metido de lleno en sus trabajos profesionales de la Jefatura de Obras Públicas de Santander, uno de las primeros proyectos que promovió como ingeniero fue el ferrocarril al Sardinero, con el túnel bajo el Alto de Miranda de la calle de Tetúan a la Cañía, encargo de Arturo Pombo, segundo Marqués de Casa Pombo, uno de los fallecidos en la catástrofe del Machichaco. En cuanto a carreteras, la primera que proyectó  fue la de San Pedro del Romeral, además de varios puentes, entre otros el de hormigón armado de Barcenaciones (Reocín).

 

Una de sus obras de más impacto en Santander fue la del puente de Vargas que durante años –hasta la guerra civil- unió la iglesia de la Compañía con la Catedral, por encima de la calle Atarazanas por la que discurría una línea de tranvía. También actuó como ingeniero titular  en la primera traída de aguas a Torrelavega en los inicios del siglo XX, aprovechando las aguas de los montes de Cohicillos. Proyectada en tiempos de alcaldía del comerciante Santiago Gervasio Herrero, se inauguró en la etapa de primer regidor de Florencio Ceruti, Barón de Peramola, teniendo en el concejal y médico oftalmólogo, Adolfo Ruiz de Rebolledo, el principal animador para traer las aguas potables a Torrelavega en 1905.

 

Pero, además, Alberto de Corral destacó como creador de empresas y proyectos con calado ciudadano. Así, puso en marcha las iniciativas  industriales Fuerzas Motrices del Gándara, en Soba, con el proyecto y construcción del salto y central correspondiente; y, sobre todo, la fundación de Saltos del Nansa, con sus primeras estructuras. En el campo de la vida social, fue fundador-presidente del Real Club Automovilista Montañés y presidente de la  Sociedad de Amigos del Sardinero. Ferviente católico, impulsó numerosas obras de carácter católico-social que fueron surgiendo en aquellos años, entre otras la de presidente fundador de la Asociación Católica de Padres de Familia. Muchas sociedades fueron constituidas con su participación: Casas Baratas, La Económica, Colegio Cántabro, además de fundador de la Ciudad Jardín, enfrente del Hospital Valdecilla, con calles que bautizó con nombres de flores. De gran pasión por las plantas, organizó importantes concursos-exposiciones. Muchas de las flores que cultivaba terminaban en los altares de las iglesias santanderinas, dada su profunda religiosidad.

 

Con inclinaciones arqueológicas, Alberto de Corral fue también descubridor, en 1928, de la segunda gruta de Altamira, donde realizó obras importantes. Ese mismo año se llevó a cabo una visita a la misma, llamada “cueva de las estalactitas”, accediendo a su interior, además de Hugo Obermaier y Alberto de Corral que formaban parte de Junta Administrativa de Exploración de la Cueva de Altamira,  la Archiduquesa Margarita de Austria- que veraneaba en su palacio de Santillana- y el profesor Walter Meyner, tal y como se informó en La Vanguardia de 30 de mayo de 1928. Esta cavidad muy cercana a la de Altamira, contiene un conjunto de espleotemas (estalagtitas, estalagnitas y costras estalagmíticas) de extraordinaria belleza y colorido.

 

En 1898 adquirió el primer automóvil, el S-1, primero de Santander y el cuarto matriculado en España.  Del constructor alemán Benz, de seis caballos de fuerza efectiva, era como un coche de caballos, llantas macizas de goma, se guiaba con una palanca en vez de volante y tenía el motor debajo del pescante con un solo cilindro horizontal del tamaño de una chistera. Con tres velocidades, estaba preparado para alcanzar de 3 a 4, 6 a 8 y de 12 a 28 kilómetros por hora. Cuando salía por las carreteras de la provincia, dejaba sin bencina a todas las farmacias de los pueblos.

 

Hacia 1902 compró el segundo automóvil, el S-11, un Peugeot descubierto que contaba ya con neumáticos. El estreno de este vehículo estuvo accidentando ya que acudió a   recogerle a Irún, y al volver a Santander en una de las curvas entre Zarauz y Guetaria, patinó el coche chocando contra el pretil. El ingeniero-conductor se rompió la pierna izquierda y se metió el volante por el pecho, rompiéndose varias costillas, lo que le produjo una pulmonía traumática de la que salió milagrosamente.

 

En 1906 adquirió un tercer vehículo, el S-21, en el que llevó a bautizar a su hijo Santiago, que pasado el tiempo ejerció de presidente de Nueva Montaña Quijano. En este vehículo acudió, en el verano de 1911, a un balneario próximo a la ciudad francesa de Pau, al pie del famoso puerto del Tourmalet, teniendo la oportunidad de presenciar una etapa del primer Tour. Todavía llegó a tener un cuarto coche, el S-141, un sport seis cilindros, el primero que circuló en España.

 

Falleció Alberto de Corral Alonso de la Puente, en su finca del Alta,  el 21 de febrero de 1942, a la edad de ochenta años. Casado en 1904 con  María  Pérez e Eizaguirre, hija del naviero Ángel Pérez y Pérez, con la que tuvo cinco hijos. No hay duda de que fue un personaje polifacético, movido por grandes inquietudes que las puso en armonía con las necesidades de su tiempo.

 

 

. Escritor y Doctor en Periodismo.

 

 

 

 

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