
No hay ETA buena y ETA mala. No hay PP bueno y PP malo
Por CESAR ROMAN
La sala repleta del hotel Emperador no cabía de insatisfacción y contrariedad. La mayoría de los allí congregados, han sido, indiscutiblemente, votantes del Partido Popular. Un partido que mientras estaba en la oposición les aseguraba que con ellos se acabaría el cachondeo de Rubalcaba, Eguiguren y ZP con la banda del faisán, pero que ahora, en el calorcito que deben dar las poltronas ministeriales, quieren “gestionar” el supuesto fin de ETA. Eso en mi tierra, con la claridad con la que hablamos los vascongados en castellano que es la lengua común e irrenunciable de todos los españoles, se le llama traición, mentira y ser unos canallas. Y yo acuso desde aquí al Partido Popular, para que no quede ninguna duda de qué es lo que pienso, de ser unos traidores a España, unos mentirosos y unos canallas sin palabra ni conciencia, igual que lo fue el PSOE cuando estuvo en esos mismos calentitos escaños. El ministro del Interior, anda pregonando las bondades de la Vía Nanclares, o lo que es lo mismo, cómo sacar de la cárcel por la puerta de detrás y mintiéndonos en nuestras narices a etarras, que ni están arrepentidos, ni han colaborado con la justicia. Y digo esto, porque sin arrepentimiento ni colaboración, no puede haber reinserción. No lo digo yo, lo dice, la Ley. Y la Ley está para cumplirse ¿o no tienen el descaro de decirnos que todos somos iguales ante la ley?
Sé que a algunos les voy a escandalizar con lo que voy a decir, pero como no le debo nada a nadie, no vivo de caerle bien a la gente, ni temo que no me voten en las próximas elecciones, voy ha hacer lo que siempre hago que es decir lo que pienso y siento. El ministro y los adláteres que el Partido Popular (y por tanto Rajoy) ha elegido para “gestionar el fin de ETA” nos andan intentando vender la burra de que hay una ETA buena, y una ETA mala. Por eso no se detiene a Josu Ternera, pese a tenerle localizado, o a De Juana Chaos, y a otros tantos. Porque les consideran de los buenos. Interlocutores válidos, les llaman. Nos dicen que hay unos que quieren hablar y participar en política, y otros que sólo quieren matar. Vamos, lo de toda la vida. Pero si es que nada ha cambiado. Unos, los políticos, y otros, los de la rama militar y los chicos de la gasolina. Unos que mueven el arbol, y otros que recogen las nueces. Pero hombre, ¡si esa cantinela llevamos décadas oyéndola!. Que ahora vengan a descubrírnosla, como si hubieran descubierto la pólvora es para mandarlos a su casa a hacer calceta o a tomar por donde amargan los pepinos. Para ese viaje no hacían falta estas alforjas. Porque para llegar hasta aquí, y para que dejen de matar darles lo que quieren, hubiera bastado con decirlo al principio y nos hubiéramos ahorrado muchos muertos y mucho sufrimiento. Y que no se equivoquen. Amnistías, acercamientos de presos, negociaciones, gestos, ya se han hecho de todas las formas y colores y no han servido más que para darles aire y permitirles que se reorganicen. Cabe recordarles a estos nuevos rasputines de cortas miras, que de la primera amnistía en la que se prometió que los etarras iban a ser buenos chicos y a participar en política sin armas, y que supuso uno de los mayores errores políticos de toda la carrera de Adolfo Suárez, salieron de las cárceles más de 600 etarras, que corrieron en su inmensa mayoría a reincorporarse a las filas de la banda. A muchos de ellos llevó doce y quince años detenerlos, y ese error costó muchas vidas. Bastantes de ellos, son los que precisamente hoy, vuelven a andar en las mismas, para que se vuelva a hacer lo mismo que se hizo con ellos, con el resultado que ya hemos comentado. A algunos, incluso les ha recibido Antonio Basagoiti, y con otros se brinda con champán en las recepciones del Ayuntamiento de San Sebastían, la Bella Easo. Así que no hay una ETA buena y una ETA mala, hay una ETA y punto. El que no quiere estar en ETA no está, se sale, se arrepiente, colabora con la justicia, paga su pena y sale. En cual de las ETAS esté, es algo circunstancial y coyuntural, pero forma parte del mismo decorado de cartón piedra que quieren vendernos.
Pero ayer también hubo una situación que me desconcertó. Y es que los allí congregados coincidían en el análisis certero que no hay una ETA buena y otra ETA mala, sino que todo es ETA, pero sin embargo todos preguntaban porqué los miembros del PP que consideran buenos no estaban allí. Y es que a las víctimas, desde mi punto de vista, todavía les falta interiorizar, que igual que ETA o el PSOE es una y no hay una parte buena y otra mala, en el PP ocurre exactamente lo mismo. El maldito relativismo que todo lo inunda, también llega hasta ahí. En el interior de los partidos no hay versos sueltos, sino versos escoba que se permiten para que recogan a los que no estarían con el grueso del grupo de no ser porque quieren llegar a creer que esos versos sueltos son mayoría en el partido, o que algún día pueden llegar a serlo. Esos versos sueltos, son versos útiles al que manda. Y hoy el Partido Popular está en la hoja de ruta de Zapatero, de la excarcelación de etarras, de la ETA buena y la ETA mala, y por tanto de la traición, la mentira y la canallada. Porque claro, una cosa es hacer declaraciones suntuosas, y otra muy distinta plantarse y arriesgarse a perder el sillón, el sueldo y el cochecito oficial y seguir viviendo del cuento, en lugar de ser coherente con sus convicciones. Quien sea coherente, y no esté de acuerdo con lo que se está haciendo, que se plante, como hizo Ortega Lara o Toñi Santiago y que entregen el carnet del PP. Porque no hay un PP bueno y otro malo. Hay un sólo PP. El PP de la mentira, la traición y la canallada a las víctimas del terrorismo, que como decía al principio somos todos los españoles. Los políticos, eso tiralevitas de tres al cuarto, que viven de crearnos problemas y hallar la solución al problema que ellos mismos crean, sólo entienden un lenguaje. Cuando vean que una oleada de carnets de baja llegan a Génova, será cuando teman perder los votos, y con ellos su silloncito, y sólo entonces moverán pieza como la ciudadanía. Mientras se les critique, pague la cuota y vote, seguirán haciendo lo que están haciendo, que es lo contrario de lo que dijeron que harían. Y no me valen los versos sueltos, porque son parte de la sinfonía.
César Román
es el editor de Diario El Aguijón
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