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EL NÚMERO DE INDECISOS OBLIGA A ANALIZAR CON MÁXIMA PRUDENCIA LOS DATOS DEL CIS

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LEEMOS EN LA VANGUARDIA Preguntar qué hará la próxima semana a una persona que aún no sabe lo que va a hacer en la actual puede generar respuestas incongruentes o conducir directamente al silencio. Y esto es posiblemente lo que sucede con buena parte del macrobarómetro del CIS sobre las elecciones europeas, autonómicas y municipales del 26 de mayo, realizado en las peores condiciones posibles: es decir, en medio de la campaña para las elecciones generales que se celebraron el pasado 28 de abril. El sondeo se inició el 21 de marzo y concluyó cinco días antes de la cita con las urnas. En definitiva, este macrobarómetro opera sobre una muestra compuesta de potenciales sonámbulos, perdidos en la pesadilla de las elecciones generales mientras alguien les preguntaba sobre unas lejanas elecciones europeas que formaban parte de otro sueño. Y de ahí que, más allá del eventual acierto de los pronósticos, el resultado de ese conjunto de sondeos se sustente en muchos casos sobre unos porcentajes de indecisos (de casi el 40% en varias comunidades) que invitan a la máxima prudencia. Además, el diseño del cuestionario municipal y autonómico prescinde de un dato esencial a la hora de ponderar las expectativas electorales: la valoración de los distintos candidatos a las alcaldías o a las comunidades autónomas en juego. Únicamente, en el sondeo de las europeas se pregunta por los principales candidatos, aunque las elevadas tasas de desconocimiento (que llegan al 70% en los cabezas de lista de Podemos y Ciudadanos) relativizan el valor de unas puntuaciones que no siempre sintonizan con las expectativas de voto. En cualquier caso, la vertiente europea del macrobarómetro parece la más sólida, ya que ofrece un pronóstico bastante cercano al que arrojaría una simple proyección de los resultados de las generales sobre el escenario de las europeas. Y la coherencia de esa estimación reside en el hecho de que más del 61% de los consultados confiesa que decidirá su voto al Parlamento europeo en función de los “temas relacionados con la situación política actual de España” (donde, por cierto, corrupción y clase política ocupan el segundo y el tercer puesto, respectivamente, en el ranking de los principales problemas, mientras que la imaginaria independencia de Catalunya inquieta más que el futuro de las pensiones o la cotidiana violencia de género). Sólo un 12% decidirá su voto a partir de temas relacionados con la UE. Y lo curioso es que más del 70% de los consultados admite que las decisiones que adopta la Unión Europea afectan mucho a su vida. Pero, luego, sólo un 30% sigue con interés las noticias relacionadas con los comicios a la Eurocámara. Donde sí se producen algunos desconcertantes choques entre los pronósticos del sondeo y la realidad electoral que dibujó España hace menos de dos semanas es en el capítulo autonómico y municipal de las predicciones. Comunidades y capitales donde las formaciones de derecha (PP, Cs y Vox) ganaron con cierta holgura registrarán, según el CIS, una inversión radical de mayorías el 26 de mayo, aunque en algún caso con unas cifras de indecisos que lo dejan todo en el aire. Ciertamente, en las autonómicas y municipales los ciudadanos votan en una clave más local, lo que puede alterar sensiblemente el voto ideológico de las legislativas. Pero aun así, algunos ejemplos son llamativos. Así, en Aragón, donde la derecha ganó el 28-A, la mejor horquilla de las siglas conservadoras se queda a un escaño de la peor de la izquierda. Pero eso ocurre con un 40% de indecisos. En cambio, en Castilla-La Mancha –donde también ganó la derecha, y por goleada, el 28-A–, las horquillas del 26-M favorecen por un margen de un solo escaño a PP, Cs y Vox, aunque aquí con un 30% de indecisos. A su vez, la Comunidad de Madrid –donde la derecha venció también con claridad en las generales– exhibe una horquilla muy apretada, con ventaja de un escaño para la izquierda, pero con un 30% de indecisos. Y finalmente, Zaragoza –donde la derecha se impuso el 28-A por un margen de seis puntos– tendrá, según el CIS, una sólida mayoría municipal de izquierda. El problema es que los indecisos se elevan aquí al 50%. Y todo eso pasaba a un mes del 26-M.

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