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RIVERA DESBORDA A VOX POR LA DERECHA

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LEEMOS EN LA VANGUARDIA, ARTÍCULO DE ENRIC JULIANA: A las 14:26 horas con fuerte oleaje en el hemiciclo, Meritxell Batet ha conseguido doblar el Cabo de Hornos. El pleno de constitución del Congreso de los Diputados pudo haber naufragado unos minutos antes por exceso de tensión en las cuadernas. Un pleno difícil a cinco días de unas elecciones municipales, autonómicas y europeas en las que se acabará de definir la correlación de fuerzas en España. Más de cien diputados, prácticamente un tercio de la cámara, ha acatado la Constitución añadiendo algún tipo de afirmación a la promesa o juramento. “Juro por España”, exclamaban los diputados de Vox, partido que hoy ha dejado a Dios en casa. (En el pleno de las Corts Valencianes de hace unos días, los representantes de Vox juraron por “Dios y por España”). Los diputados y diputadas de Unidas Podemos han escogido una forma suavemente socialdemócrata “-por la democracia y los derechos sociales, prometo”-, que contrasta con los tonos más aguerridos que emplearon en la constitución del anterior Parlamento, hace tres años. Podemos no ha acudido hoy con ningún bebé al Congreso. El diputado de Compromís, Joan Baldoví, ha prometido la Constitución invocando los “derechos justos de los valencianos y valencianas”. Los seis representantes del Partido Nacionalista Vasco han prometido por “imperativo legal” en castellano y euskera. Los mensajes más combativos han correspondido a Bildu (en euskera: “sí, prometo por imperativo legal hasta la creación de la república vasca”) y, por supuesto, a los partidos independentistas catalanes, arremolinados alrededor de los cuatro diputados presos. Había una gran expectación por las fórmulas de acatamiento de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Josep Rull y Jordi Turull. Junqueras ha prometido “como preso político, desde el compromiso republicano y por imperativo legal”, secundado por los demás diputados de Esquerra Republicana . Sánchez, Rull y Turull han empleado la siguiente fórmula: “Desde el compromiso con el diálogo y con la lealtad al mandato del 1 de octubre, como prisionero político, por imperativo legal, sí prometo”. A los diputados independentistas prácticamente no se les ha podido oír, por el ruido de las palmas de las manos sobre el escaño de los diputados de Vox y de algún representante del Partido Popular. Hasta aquí, una tensión relativamente manejable. Albert Rivera ha querido dar un paso más, intentando interrumpir el pleno en dos ocasiones, invocando una cuestión de orden. Se ha lanzado dos veces al abordaje, y Pablo Casado, circunspecto y con cara de gran preocupación en su escaño, no le ha secundado. El líder del Partido Popular no ha secundado los dos intentos de abordaje del jefe de filas de Ciudadanos a la recién estrenada presidencia Batet. El pleno podía haber quedado desbaratado. He ahí una de las notas significativas de la sesión de hoy. Faltan cinco días para unas elecciones municipales, autonómicas y locales en las que se acabará de redefinir la correlación de fuerzas en España. El próximo domingo, Rivera se juega se carrera política en las elecciones municipales y autonómicas de Madrid. La tensión estaba hoy perfectamente reflejada en su rostro. El pleno parecía extrañamente distendido durante la votación de la Mesa, hasta que ha llegado el momento ritual, en el que se han expresado todas las contradicciones realmente existentes. El parlamentarismo ha absorbido esas tensiones. El Estado las ha absorbido. Aunque algunos crean lo contrario, el Estado sale reforzado cuando una sesión parlamentaria que comienza con una secretaria de la Mesa de edad vestida con una camiseta que apela a la “acción antifascista” y concluye con ruidosas palmadas sobre el escaño de los diputados de Vox, logra llegar a puerto sin naufragio. Meritxell Batet ha doblado el Cabo de Hornos a eso de las dos y media de la tarde. (Nota adicional para sufridores: en el Parlamento italiano, basado en la constitución antifascista de 1948, en cada periodo de sesiones se producen dos o tres altercados con enfrentamientos físicos entre diputados. Los ujieres de Montecitorio están especialmente entrenados para a separar a los “onorevoli” que llegan a las manos. Y la República sigue en pie).

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