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TRANSPARENCIA SISTÉMICA

Por JESÚS MANUEL LÓPEZ

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Quizás esté equivocado, pero creo que se está escribiendo y debatiendo poco y no con la profundidad deseada, sobre una ley esencial para la mejora de la democracia y de la calidad de vida de los ciudadanos: la ley de Transparencia.

En la presentación de la ley, el PP anunció planes contra la corrupción y a favor de nuevas formas de transparencia, mientras reprimía mociones y debates sobre la primera. Lo “déjà vu”, se les llena la boca con tópicos sobre la ética, para luego proteger conductas de alta y baja corrupción, o de opacidad.

El oscurantismo del poder, así como los secretos de los gobiernos han sido siempre objeto de interés y de gran preocupación. Aristóteles ya escribió sobre la opacidad del secretismo que permite el ejercicio del poder. Tácito lo hizo sobre los secretos del imperio ("arcana imperii") y las intenciones de ese saber, de esa información, como objeto de dominio. Maquiavelo, Kant, Habermas, Bobbio, etc. Precisamente este último, analizando escritos de Kant concernientes a la necesidad de publicitar leyes y decisiones políticas, comenta que "la publicidad de la acción de gobierno importa para que el ciudadano conozca y controle".

La transparencia es un derecho de todo ciudadano a poder acceder a la información donde haya inversión o dinero públicos. Pero además de conocer, como decía Bobbio, ese derecho es importante como útil de control. De esta forma puede devenir en uno de los mejores antídotos contra la corrupción y las posibles arbitrariedades del poder. Por eso la propuesta de UPyD era global y de ahí el título "Ley de Transparencia y lucha contra la corrupción".

No debemos olvidar que España es un país bajo en transparencia y alto en corrupción, comparado con los países de nuestro entorno. Y que esto es una de las preocupaciones mayores de los ciudadanos, que les está llevando a posiciones casi extremas de desafección hacia los políticos y hacia la política, con serio peligro para la democracia.

La ley propuesta a nuestro entender se queda coja en varios aspectos. Recordemos que hay ya problemas importantes que el tándem bipartidismo-nacionalismo ha dejado en el camino (la falta de independencia de la justicia y de la fiscalía, indultos “silenciosos”, el aforamiento…) y que, aunque no tienen que ver directamente con esto, obviamente influyen -¿Por qué si no diez mil aforados?-. Si a esto unimos aspectos específicos que se han quedado fuera de la ley, ésta se debilita. 

Como asuntos más importantes que, entendemos, en la ley se dejan  sin corregir cara a  lo que el sistema necesita, citemos los siguientes. En primer lugar, que no es orgánica; nueva concesión (otro fraude del bipartidismo) a los nacionalistas. En la práctica supone que es una ley de más bajo rango que la de la Protección de Datos  ¿se podrá amparar la posible opacidad en ésta? Pero, además, ¿habrá 17 modos de controlar la transparencia, ó 17 formas de mantener la oscuridad sobre la información de lo público? 

En segundo lugar, la ley debiera controlar otros aspectos como el enriquecimiento de cargos públicos, el aforamiento de dichos cargos, los indultos, los despilfarros en lo superfluo, las incompatibilidades, lo que se ha dado en llamar los "casos de puerta giratoria" entre políticos y empresa privada... Y sobre todo, debiera contener uno de los fundamentos que  darían mayor credibilidad a dicha ley, unos órganos reguladores independientes, en vez de comités donde llegan los acólitos del gobierno de turno (ahora están en la prensa las dudas sobre familiares del gobierno en este tipo de órganos). Esto sería la propuesta de una ley de transparencia sistémica. Creemos que la desconfianza está en la ciudadanía, con razón, y es menester extirpar con urgencia y firmeza cualquier duda. Ya decía Shakespeare que “un átomo de impureza corroe a la más noble sustancia al nivel de su propia degradación”.

En Cantabria, hace sólo poco menos de dos años, estábamos a la cola en esta asignatura, según "Transparencia Internacional". La sensación del ciudadano común es que no ha habido cambios; de todas aquellas promesas de "auditorias de gasto y eficiencia" que se prometieron desde la oposición, los ciudadanos seguimos sin conocer qué ha sido o qué ha pasado. 

Sin embargo, países de nuestro entorno más avanzados en estos asuntos, nos han demostrado que la transparencia influye en multitud de aspectos, y su panacea es notoriamente  sistémica; es transversal hacia la autoestima general, la credibilidad, la confianza, la economía, etc. Pero aquí no parece que haya determinación suficiente para hacer una buena ley, precursora de buenas costumbres ¿Están bloqueados por ese parasitismo de los viejos modos de hacer política? ¿Hay penitencias que cumplir?

En fin, pena de oportunidad perdida.... Parafraseando el verso de Machado "transparencia nunca vivida, quién te volviera a soñar".

 

Jesús Manuel López – Miembro de UPyD de Cantabria

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